La naturaleza nos brinda muchos elementos que resultan complementarios a la medicina tradicional para ayudar a controlar muchas enfermedades y reducir los riesgos de que se agraven, aunque es importante tener en cuenta que no la sustituyen.

Por eso, la recomendación es a que se atiendan las recomendaciones y se acuda al médico ante algunas señales que presente el cuerpo, de manera que puedan ser atendidas adecuadamente, incluyendo la formulación de medicamentos.

Una de las complicaciones más recurrentes es el aumento de los niveles del azúcar que puede derivar en complicaciones como la diabetes. La presencia de la glucosa en la sangre está relacionada con la insulina, que es una hormona liberada por el páncreas como respuesta a la presencia precisamente de azúcar.

Los especialistas han señalado que si la insulina no hace bien esta función que es la de regular, la glucosa se acumula en sangre produciendo hiperglucemia, es decir, altos niveles de azúcar.

El azúcar en el cuerpo en sí, no es malo, porque es el que genera energía, pero un exceso sí, por lo que es importante tanto regular sus niveles como cuidar la producción de insulina.

De acuerdo con el portal Healthline, “después de una comida o pasaboca, el tracto digestivo descompone los carbohidratos y los transforma en glucosa. Luego, la glucosa entra en el torrente sanguíneo a través del revestimiento del intestino delgado. Una vez que la glucosa está en el torrente sanguíneo, la insulina hace que las células de todo el cuerpo absorban el azúcar y lo utilicen para obtener energía”.

La unión de la insulina (naranja claro) induce cambios estructurales dentro del receptor, que activa una cascada de señales que conduce al transporte de glucosa (amarillo) al interior de la célula a través de las proteínas transportadoras de glucosa (rojo). | Foto: Getty Images

Y añade que “la insulina también ayuda a equilibrar tus niveles de glucosa en la sangre. Cuando hay demasiada glucosa en el torrente sanguíneo, la insulina indica al cuerpo que almacene el exceso en el hígado”.

“La glucosa almacenada no se libera hasta que tus niveles de glucosa en sangre disminuyen, por ejemplo, entre comidas o cuando tu cuerpo está estresado o necesita un aumento adicional de energía”, puntualizó.

En consecuencia, la diabetes es una enfermedad que se produce por la deficiencia de esa hormona (insulina) o por el uno ineficaz de la misma. En el caso de la diabetes 1, el cuerpo no puede producirla. En la diabetes 2,además de no producirla, el cuerpo no es capaz de emplearla eficazmente.

“El deterioro progresivo de la secreción de insulina pancreática ha estado implicado como la causa más cercana del progresivo incremento en los niveles de glucosa en plasma”, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, OPS.

En ese sentido, advirtió que “la deficiencia de insulina puede causar resistencia a la insulina y la resistencia a la insulina puede conducir a la deficiencia de insulina en la medida en que la resistencia a la insulina puede conducir a la hiperglucemia crónica y puede afectar la función de las células beta”.

Sus propiedades buenas para la salud pueden verse opacadas por los riesgos de consumirla inadecuadamente. En cantidades excesivas puede generar sueño, desacelerar el sistema nervioso, causar alteraciones gastrointestinales, cólicos abdominales y dolor de cabeza. | Foto: Getty Images

Apoyo natural

Es importante entonces mejorar la función de la insulina y reducir los niveles de azúcar, que se detecta con un simple examen de laboratorio.

Para ello, además de los medicamentos, en la naturaleza encontramos una planta que nos puede ayudar en ese objetivo, el laurel.

Es conocido científicamente como Laurus nobilis, un arbusto o árbol perteneciente a la familia de las lauráceas, a la que da nombre. Es originario de la región del mar Mediterráneo y sus hojas son utilizadas para remedios y en la cocina.

Por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiespasmódicas, pueden ayudar a tratar diversos trastornos digestivos, como las úlceras, por ejemplo, además de promover alivio a los cólicos gástricos e intestinales.

Adicionalmente, un estudio del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad Agrícola NWFP, de Pakistán, determinó que la hoja de laurel contribuye a mejorar las funciones de la insulina y por consiguiente un control a los niveles de glucosa (azúcar).

Un estudio del Departamento de Nutrición Humana de la Universidad Agrícola NWFP, de Pakistán, determinó que la hoja de laurel contribuye a mejorar las funciones de la insulina y por consiguiente un control a los niveles de glucosa (azúcar). | Foto: Getty Images / ballyscanlon (izquierda), Guido Mieth (derecha)

Otros beneficios

Pero además, esta planta tiene otros beneficios que pueden ser tenidos en cuenta:

- Aliviar los cólicos, problemas estomacales y a eliminar los gases intestinales, combatiendo así la aerofagia.

- Actúa como analgésico.

- Relajante, favorece el sueño y ayuda a calmar el estrés y aliviar el síndrome premenstrual.

- Astringente por lo que es excelente para la diarrea.

- Ayuda a disminuir los dolores reumáticos y articulares. Puede ayudar también a los enfermos de artritis.

- Ayuda en los cálculos renales y controlar la presión arterial.

Restricciones

Es importante tener en cuenta que consumo del laurel tiene algunas restricciones, ya que no es recomendable en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

Se advierte, además, que en cantidades excesivas puede generar sueño, desacelerar el sistema nervioso, causar alteraciones gastrointestinales, cólicos abdominales y dolor de cabeza.

Y aunque ayuda a reducir los niveles de azúcar, lo que es bueno para la salud, consumir en exceso laurel puede reducirlos drásticamente causando hipoglucemia.

Por esa razón y para evitar efectos contrarios, lo mejor es consultar al médico antes de su consumo.