Los niveles más altos de tejido adiposo marrón activo (también conocido como “grasa parda”) son más frecuentes en personas que muestran indicios muy tempranos de trastornos metabólicos como la prediabetes, según un estudio de la Washington University School of Medicine en San Luis (Estados Unidos).
El estudio, que será publicado en la revista científica The Journal of Nuclear Medicine, sugiere que la grasa parda activa se recluta para contrarrestar los estados prediabéticos, sirviendo potencialmente como mecanismo de protección de primera línea contra las anomalías metabólicas u hormonales muy tempranas.
La grasa parda se activa cuando una persona tiene frío, produciendo calor para calentar el cuerpo. “El objetivo principal de este estudio era evaluar si existen diferencias en los niveles basales de glucosa, insulina, lípidos y otros metabolitos entre sujetos con distintas cantidades de grasa parda. También examinamos las muestras de sangre y los estilos de vida de los pacientes para evaluar su asociación con los niveles de grasa parda”, explica uno de los responsables del trabajo, John P. Crandall.
Se tomaron muestras de sangre y se realizaron entrevistas sobre el estilo de vida de 34 voluntarios adultos sanos de entre 18 y 35 años, y con un índice de masa corporal (IMC) de entre 18 y 25 que se inscribieron en el estudio.
Para activar la grasa parda, los participantes se pusieron trajes de refrigeración para llevar la temperatura de su cuerpo justo por encima del punto de escalofrío. Al cabo de dos horas, los sujetos se quitaron los trajes de refrigeración y se les realizó una imagen con Tomografía por Emisión de Positrones con 18F-fluorodeoxiglucosa (PET/CT con FDG). También se tomaron muestras de sangre después de quitarse los trajes de refrigeración.
Se analizó la grasa parda activada de cada persona y se correlacionaron los niveles de glucosa, insulina, lípidos y otros metabolitos con el volumen y la intensidad de la grasa parda activa. Utilizando una mediana de corte, los participantes se clasificaron como con altos niveles de grasa parda o con bajos niveles de grasa parda.
Un mayor nivel de grasa parda activada se asoció con una disfunción metabólica temprana. Los niveles de glucosa, insulina, hormona estimulante de la tiroides y triglicéridos antes del enfriamiento fueron significativamente más altos en el grupo de grasa parda alta que en el grupo de grasa parda baja.
Además, se encontró una diferencia significativa en el IMC, ya que las personas con niveles altos de grasa parda tenían un IMC más alto que aquellas con niveles bajos de grasa parda (estos eran más propensos a declarar que observaban una dieta controlada y hacían ejercicio con regularidad).
“Nuestro estudio sugiere que el tejido adiposo marrón puede influir considerablemente en la salud metabólica general (y ser influido por ella). Las imágenes moleculares con FDG siguen siendo el método no invasivo más útil para estudiar la grasa parda en los seres humanos”, afirmó otro de los autores, Richard L. Wahl.
“Nuestros hallazgos muestran que las imágenes moleculares pueden ser potencialmente útiles para identificar a los pacientes que están en riesgo de desarrollar trastornos metabólicos y sugiere que la activación de la grasa marrón es un mecanismo de afrontamiento metabólico en la ‘pre-pre-diabetes’. Se justifica la realización de nuevos estudios en poblaciones más amplias para confirmar y ampliar nuestros hallazgos”, puntualizó.
*Con información de Europa Press.