A esta mujer de 36 años estaban a punto de practicarle una apendicetomía en el hospital Royal Blackburn en Inglaterra. "Todo el asunto fue aterrador", cuenta. "Yo estaba histérica de pánico pero completamente incapacitada de hacer o decir algo". "Pensé que iba a morir", agrega. Como ocurre en la mayoría de los casos, cuando le pusieron la anestesia a Bythell, quien es una enfermera psiquiátrica, le pidieron que hiciera una cuenta regresiva de 10 a cero y debió haberse quedado dormida en el proceso.

Cuando despertó, no se podía mover porque los fármacos la habían paralizado, pero sí podía escuchar al personal médico hablar de su tamaño y peso. Entonces sintió que alguien le auscultaba el abdomen y, acto seguido, sintió un aterrador pinchazo. En ese momento recibió una dosis de morfina que la dejó inconsciente hasta que despertó de la cirugía. La intervención fue exitosa, pero dejó secuelas en su estado. "Intenté explicarle al personal lo que había pasado, pero sentí que me estaban dando largas y constantemente me daban información errada. Primero me dijeron que eran alucinaciones y después que hubo un problema con una de las máquinas". La pesadilla de todo paciente "Repentinamente me desperté y estaba echado sobre algo realmente frío. Me estaban haciendo un reemplazo de cadera y alguien estaba levantando mi pierna y moviéndola en todas direcciones. Fue muy doloroso. No estoy seguro de qué estaban haciendo con ella. Entonces me di cuenta y pensé: Dios mío, estoy despierto. El terror, no puedo explicar lo que era. Jamás en mi vida estuve más asustado. Lo único en que podía pensar era si seguirían. Estaba tratando de decir 'estoy despierto, estoy despierto, pero no podía mover ni un solo músculo. Fue terrible. No podía gritar. Ni siquiera podía mover mis brazos o mis piernas. Estaba haciendo lo posible, realmente en pánico. Debe haber sido así durante unos tres o cuatro minutos. En aquel entonces no lo sabía, pero deben haber estado reposicionando mi cadera en preparación para la operación. No me daba cuenta que me habían puesto una droga paralizante y que esa era la razón por la cual no podía mover ni un músculo. De cualquier manera, me quejé después de la cirugía, me quejé con una de las enfermeras y todo surgió de allí". Trauma psicológico Tras el episodio, a Bythell le diagnosticaron síndrome de estrés postraumático. "Fue increíblemente angustiante descubrir que alguien no había revisado si la máquina tenía gas", señala. El hospital admitió que no habían revisado los niveles de la máquina de anestesia, pero aseguró que ya pusieron en marcha nuevos protocolos para que el incidente no volviera a suceder. También se disculpó con Bythell y la indemnizaron por el trauma psicológico. El caso de esta mujer es extremadamente raro. De hecho, se estima que la probabilidad de tener un incidente (cualquiera) con anestesia general es menos del 1%. Y despertarse está entre los casos más raros. Aunque también son muy poco probables, los otros riesgos -según los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU.- son confusión mental temporal, infección pulmonar, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, daño en las cuerdas vocales y muerte. La anestesia es una práctica controlada en la que con la ayuda de fármacos el anestesiólogo bloquea las sensaciones de dolor y tacto de un paciente. Esta puede ser parcial o general. Cuando la intervención quirúrgica requiere de anestesia general, el paciente queda inconsciente, relajado completamente y sin reflejos. No obstante, existe una pequeña minoría que no llega a experimentar la completa inconsciencia. Están despiertos durante la cirugía y no pueden hacer nada al respecto. Se calcula que una de cada 15.000 personas experimenta lo que se conoce como consciencia accidental durante una intervención quirúrgica, en la cual recuerdan aspectos de la cirugía después de despertarse. Casi un tercio de ellos siente dolor.