Según un informe de Baptist health, cada año, más de 795.000 estadounidenses enfrentan una amenaza silenciosa que puede cambiar sus vidas en un instante: el derrame cerebral. En este trágico episodio, la circulación sanguínea al cerebro se ve interrumpida, privando a esta vital estructura de oxígeno y nutrientes esenciales. Ya sea debido a un coágulo que bloquea un vaso sanguíneo o a la ruptura de una arteria, los daños cerebrales pueden ser devastadores. Una de las causas subyacentes detrás de este riesgo es el colesterol alto y su conexión con ciertos alimentos.

El colesterol, una grasa cerosa que fluye en nuestra sangre, es necesario para diversas funciones celulares, pero su exceso puede convertirse en un enemigo sigiloso. Según el estudio, algunos alimentos, como la yema de huevo, el hígado y las comidas fritas en aceites tropicales o grasas animales pueden elevar los niveles de colesterol en sangre y, por ende, el riesgo de sufrir un derrame cerebral.

Los altos niveles de colesterol en sangre incrementan el peligro de enfermedades cardíacas, un factor relacionado con el derrame cerebral. La formación de placa en las arterias, derivada de altos niveles de colesterol, puede obstruir el flujo sanguíneo hacia el cerebro, desencadenando un derrame. Para comprender cómo estos procesos se desencadenan, es esencial conocer las lipoproteínas, transportadoras clave del colesterol en nuestro sistema.

La obesidad y el sobrepeso son detonantes de diversos problemas de salud, como posibilidad de sufrir un derrame cerebral. | Foto: Fertnig/Getty Images

La lipoproteína de baja densidad (LDL), a menudo etiquetada como “colesterol malo”, transporta el colesterol hacia la sangre y los tejidos, facilitando su acumulación en las arterias. Según Medical News Today, esta placa formada puede eventualmente bloquear arterias cruciales, dando lugar a un derrame cerebral. Por otro lado, la lipoproteína de alta densidad (HDL), conocida como “colesterol bueno”, actúa llevando el colesterol desde los tejidos hasta el hígado, donde es eliminado. Un nivel bajo de HDL puede aumentar el riesgo de derrame cerebral y enfermedad cardíaca.

Las cifras de colesterol son indicadores cruciales de salud cardiovascular. Para los adultos mayores de 18 años, un nivel total superior a 200 mg/dL se considera alto. Si el nivel de HDL es menor a 40 o el total excede 200, el riesgo de derrame cerebral y enfermedad cardíaca se incrementa. Los valores recomendados varían según categorías como “deseable”, “casi alto” y “alto”.

El derrame cerebral es ocasionado por la interrupción de la irrigación sanguínea o cuando un vaso sanguíneo se rompe, lo que puede derivar en problemas para caminar, hablar y entender, además de parálisis o entumecimiento del rostro, los brazos o las piernas (foto de BSIP vía Getty Images). | Foto: Getty Images

Factores que impactan en los niveles de colesterol incluyen la dieta rica en grasas saturadas, el sobrepeso, la falta de ejercicio, antecedentes familiares, edad y género. La genética también influye, ya que las mujeres en menopausia tienden a tener niveles más altos de colesterol.

La prevención y el control son claves. El portal Mejor con salud indica que para mantener a raya el colesterol y reducir el riesgo de derrame cerebral, se recomienda una dieta baja en grasa saturada y rica en frutas, verduras y carnes magras. Agregar fibra y adoptar técnicas de cocción saludables, como el horneado o el asado, también puede ayudar.

Los vasos sanguíneos y arterias pueden taponarse por sustancias como el colesterol. | Foto: Getty Images

El ejercicio regular, aliado poderoso contra el colesterol alto, promueve arterias más sanas y bajos niveles de colesterol. Actividades aeróbicas y un estilo de vida activo pueden tener un impacto significativo.

En casos en que la dieta y el ejercicio no sean suficientes, los medicamentos pueden ser necesarios. Las estatinas, medicamentos que reducen el tamaño de la placa, son una opción común, como lo indica el portal Mayo Clinic. Estos medicamentos, combinados con cambios en la dieta y el ejercicio, pueden ayudar a mitigar el riesgo.

La clave reside en el conocimiento y la acción. Mantener controlados los niveles de colesterol a través de la dieta, el ejercicio y, si es necesario, la medicación, es esencial para salvaguardar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de un derrame cerebral.