Los cálculos renales o piedras en los riñones, como también se les conoce, son uno de los principales trastornos que afectan a los riñones, los cuales son órganos encargados, entre otras cosas, de eliminar los residuos de la sangre y el exceso de agua en forma de orina. Los cálculos son piezas sólidas hechas de minerales.
La dieta alimenticia que se lleve puede interferir en la formación de los cálculos renales, los cuales pueden llegar a afectar las vías urinarias. Estas masas suelen causar un gran dolor en los costados y en la espalda. Además, también pueden generar dolor y ardor al orinar, orina turbia, náuseas, vómitos, y orina de color rosado.
Por su parte, el páncreas “es un órgano alargado y estrecho que está ubicado en la parte de atrás del abdomen, debajo del estómago. La parte derecha del órgano, llamada cabeza, es la más ancha, y se ubica en la curva del duodeno, que es la primera división del intestino delgado. El lado izquierdo con forma de cono se extiende levemente hacia arriba (esta parte se llama cuerpo) y termina cerca del vaso (esta parte se llama cola)”, precisa el Stanford Medicine Children´s Health.
“Las enzimas que secreta la glándula exocrina en el páncreas ayudan a descomponer los carbohidratos, las grasas, las proteínas y los ácidos en el duodeno. Estas enzimas bajan por el conducto pancreático hasta el conducto colédoco, en estado inactivo. Cuando entran al duodeno, se activan. El tejido exocrino también secreta un bicarbonato para neutralizar el ácido del estómago en el duodeno. Esta es la primera sección del intestino delgado”, agrega.
Sobre los cálculos renales y el páncreas hay un gran mito en lo que corresponde al consumo de un alimento de origen vegetal tan conocido como lo es el tomate. Se dice que este puede provocar piedras en los riñones y además de eso, dañar el páncreas.
Pero, ¿será esto verdad? Pues bien, esta cuestión la resolvió la plataforma digital portuguesa Tua Saúde. El sitio web en cuestión afirma que el tomate sí puede generar piedras en los riñones, pero indica que no daña a un órgano como el páncreas.
“El tomate es rico en oxalato, por lo que podría aumentar el riesgo de formar piedras de oxalato de calcio en los riñones. Este tipo de cálculo renal es el más común en las personas, por lo que en estos casos se recomienda evitar el consumo de tomate en exceso. En caso de sufrir de otro tipo de cálculo renal como el de fosfato cálcico, de estruvita o el de cistina, por ejemplo, puede consumirlo sin ningún problema”, dice el portal.
A su vez, señala que “el tomate y sus semillas en realidad contribuyen a la salud del páncreas y la vesícula biliar, ya que ayudan al funcionamiento adecuado de todo el sistema digestivo y a la eliminación de toxinas. Además del páncreas y la vesícula biliar, los tomates también ayudan a combatir enfermedades hepáticas”.
Más mitos sobre el tomate
1. ¿Protege contra el cáncer de próstata? Cierto. El tomate es un alimento de origen vegetal que contiene propiedades antioxidantes, las cuales combaten los daños generados por los radicales libres. Por esto, evita el surgimiento del cáncer de próstata.
2. ¿Empeora la diverticulitis? Cierto. “Las semillas del tomate y su piel podrían empeorar la crisis de la diverticulitis, debido a que ante esta situación la persona debe realizar una dieta baja en fibra. Sin embargo, no aumentan el riesgo de tener diverticulitis o de que surja una nueva crisis y pueden consumirse sin temor cuando se controla la enfermedad”, concluye Tua Saúde.