Desde 1991, el Comité Americano de Medicina Responsable destacó la importancia de realizar un óptimo consumo de verduras y hortalizas de tres o más porciones diariamente, una de las cuales debería tomarse indispensablemente en crudo.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que “es aconsejable consumir cinco raciones cada día, repartiéndolas ente ambos grupos de alimentos, la mitad crudas”.
Es importante señalar que en los últimos años se ha multiplicado el consumo de productos refinados o manipulados como alimentos cárnicos y de origen animal, por lo que la dieta ha ganado calorías, grasas saturadas, proteínas, azúcares simples y colesterol, y ha perdido alimentos frescos.
Contrariamente, las verduras y hortalizas repletas de enzimas vivas, vitaminas, minerales y oligoelementos pueden invertir el proceso degenerativo del cuerpo y prevenir e incluso curar muchos trastornos de la salud.
Además, pueden:
- Proporcionar vitaminas y minerales esenciales, sobre todo si se consumen en crudo.
- Contribuir a mantener a raya la tasa de azúcar y colesterol en la sangre.
- Reforzar el sistema inmunitario y, por tanto, prevenir muchas dolencias.
- Contener fibra que regula el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento.
- Ser insustituibles en las dietas de adelgazamiento y de depuración.
- Resultar idóneas para personas que sufren de hipertensión y problemas cardiovasculares.
Ajo: un poderoso estimulante circulatorio
El ajo es uno de los alimentos más curativos en el mundo vegetal. El alimento contiene más de 200 sustancias activas, una de ellas es la alicina, la cual es ideal para combatir gripes, resfriados o herpes por su efecto antiinfeccioso.
Adicionalmente, y de acuerdo con el portal cuerpomente.com, “el ajo contribuye a regular el equilibrio de las grasas en el organismo y a mejorar la circulación sanguínea”. La razón de estos efectos responde a que sus componentes activos disminuyen la síntesis del colesterol peligroso (LDL) y triglicéridos.
Por otra parte, este vegetal tiene un efecto vasodilatador y antiagregante plaquetario, gracias a sus compuestos sulfurados, que disminuyen el riesgo de trombosis o infarto, así como una probada capacidad hipotensora, antioxidante y bactericida.
De igual modo, una publicación de la fundación estadounidense AARP, que atiende a personas mayores de 50 años, asegura que hay evidencia que indica que el ajo ayuda a evitar que las plaquetas se peguen y al promover la buena circulación, previene la formación de coágulos. Esto se debe a los efectos generados por la alicina y el contenido de vitaminas del grupo B.
De otra parte, el portal de bienestar Tua Saúde indica, además, que este producto disminuye la presión arterial alta, debido a que ejerce un efecto hipotensor. En esta línea, AARP asegura que hay estudios que revelan que el ajo puede ayudar a bajar la presión sanguínea hasta en un 8 %, con lo que es posible evitar un infarto o derrame cerebral.
Para cumplir con este objetivo, una de las formas de consumirlo es con agua, debido a que estimula la producción de óxido nítrico, que es un gas con fuerte acción vasodilatadora, que facilita la circulación de la sangre y disminuye la presión sobre el corazón.
Sin contraindicaciones
Un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España, asegura que los ajos crudos no tienen contraindicaciones importantes en dosis normales, excepto para personas a quienes produce irritación de estómago o alergia, pero advierte que puede contrarrestar el efecto de medicamentos para la circulación sanguínea, debido a que es un potente anticoagulante. También se ha determinado que puede disminuir la efectividad de fármacos como el saquinavir, utilizado en el tratamiento del VIH.
Para consumirlo, lo ideal no es tragarlo entero. Lo correcto es machacarlo o, mejor aún, cortarlo en finas láminas y, si se quiere suavizar un poco el sabor, mezclarlo con aceite de oliva, de lino, nuez o coco.
El medio digital Business Insider indica que un diente de ajo crudo apenas tiene cinco calorías, brinda 0,2 gramos de proteína y un gramo de carbohidratos. Es rico en manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio y fibra.
Otras poderosas hortalizas que protegen el organismo
Cebolla
La cebolla es utilizada en muchas cocinas del mundo, proporciona un aroma y sabor agradables a los platos, además de convertirlos en preparaciones más saludables.
La razón son los principios activos, pues gracias a ellos es capaz de elevar el colesterol HDL (el “bueno”) y reducir el LDL (“malo”), lo que repercute positivamente en la circulación sanguínea.
Según estudios realizados recientemente en Suiza, “el consumo diario de 100 g de cebolla puede prevenir la osteoporosis disminuyendo hasta en un 20 % la pérdida de masa ósea”.
Alcachofa
La alcachofa es una alimento que se consume desde la edad media. Actualmente, se sabe que sus principios activos también la dotan de una enorme capacidad para controlar los niveles de colesterol en la sangre, pues es precisamente en el hígado donde se metabolizan las grasas, por lo que su deficiente funcionamiento puede favorecer la subida de los niveles de colesterol LDL y triglicéridos.
Por este motivo, el portal web sabervivir.com resaltó que “el consumo regular de alcachofas puede mejorar el sistema cardiovascular y disminuir el riesgo de infarto, angina de pecho y arteriosclerosis”.
Se trata, asimismo, de una hortaliza de acción diurética y depurativa, cuyo azúcar, la inulina, es bien tolerado por los pacientes diabéticos.
Remolacha
La remolacha es una hortaliza particularmente rica en ácido fólico (150 gramos cubren la mitad de las necesidades diarias) y vitamina C, además de aportar potasio y hierro.
Según destaca el portal botanical-online.com, “tiene un alto contenido en fibras solubles y no solubles: las insolubles colaboran en el buen funcionamiento intestinal, mientras que las solubles rebajan los niveles de colesterol LDL y azúcar en la sangre”.
Por su riqueza en ácido fólico, contribuye a la formación de nuevas células, su influencia en la producción de dopamina repercute positivamente en el buen humor y por su aminoácido metionina conserva en buen estado piel, cabello y uñas.
Es recomendable consumir las pequeñas remolachas crudas, en ensaladas.