Catalina* soñaba con una espectacular fiesta para celebrar sus 15 años. Para que todo saliera como lo había imaginado, les pidió a sus papás una sonrisa perfecta. Aunque su dentadura era impecable, se sometió a un tratamiento de ortodoncia y se mandó aclarar los dientes a pocos meses del festejo. El trabajo le fue hecho en tiempo récord, y todo salía a pedir de boca, pero entonces se produjo el desastre. El tratamiento le dañó las raíces y terminó por tumbarle varios dientes. Cientos de personas en Colombia, que en su afán por tener una sonrisa ideal acuden a tratamientos dentales poco confiables, terminan en situaciones tan absurdas como la de Catalina. 'Blanqueamiento en una hora', o 'Restauraciones exprés para ejecutivos con poco tiempo', son algunos de los anuncios que generan falsas expectativas. Según los expertos, estas ofertas han aumentado debido a mensajes que crean un falso estereotipo de la dentadura perfecta, lo que lleva a que muchos se sometan a diseños de sonrisa sin siquiera necesitarlos. "Es aterrador ver a los pacientes luciendo dientes extremadamente largos y blancos, sin saber que éstos tienen parámetros y rasgos propios", dice Enrique Jadad, especialista en odontología estética. Los diseños de sonrisa han causado preocupación debido a que muchos son realizados por profesionales poco competentes, que utilizan materiales de mala calidad. Por ejemplo, para los implantes lo más aconsejable es el titanio, pero para reducir costos, algunos utilizan aleaciones que deterioran el hueso que es el soporte del diente. "El problema con procesos como la ortodoncia rápida es que cuando el diente es rotado rápidamente, el organismo reacciona ante esa fuerza y lo reconoce como falso. Esto produce que la pieza se caiga", explica Isauro Abril, director de especialización en Operatoria Dental Estética de la Universidad Nacional. "El diseño de sonrisa es un proceso complejo que requiere el trabajo de especialistas en varias disciplinas como ortodoncistas, cirujanos, endodoncistas, con tiempos determinados", dice Marlon Becerra, odontólogo estético.Algunos profesionales sin escrúpulos por lo general recurren a métodos muy rápidos sin tener en cuenta las limitaciones propias del cuerpo. En el blanqueamiento láser, por ejemplo, el diente es recubierto con peróxido de carbono (clórox), que al ser sometido al calor del láser potencia su poder blanqueador. Al aumentar la temperatura a niveles superiores a los tolerados, la pieza sufre fisuras en el esmalte y esto genera sensibilidad elevada. Otro de los procesos riesgosos consiste en alinear los dientes. Para esto utilizan materiales de relleno, conocidos como carillas, que se aplican para darle una forma cuadrada a las piezas. "El problema es que se mutilan tejidos vivos que no se regeneran. Los dientes son redondos, pues evita que existan espacios donde se acumulan placa y bacterias", explica Abril. A algunos pacientes no se les advierte que después de este proceso les será difícil comer con sus dientes frontales algunos alimentos, como las frutas. Además las carillas se deben cambiar periódicamente.Las consecuencias de un mal tratamiento van más allá de lo económico, pues también afecta la autoestima.Los expertos reconocen que a veces los procesos estéticos son necesarios. Los problemas surgen cuando estos no se realizan con ética profesional sino con afán de lucro a expensas de la salud de los pacientes. Para Enrique Jadad, este fenómeno se resume en una frase: "La odontología se prostituyó".*Nombre cambiado.