La biografía autorizada de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson, ha causado sensación por los detalles de la vida íntima del empresario. Uno de los que más han llamado la atención fue su decisión de no operarse inmediatamente después de que le diagnosticaron cáncer en el páncreas. Era un tumor neuroendocrino que tenía muy buen pronóstico pues generalmente no mata al paciente. Pero lejos de dejar que lo operaran, Jobs optó por hacer una dieta a base de frutas y verduras orgánicas. Según la biografía, ante la presión de su familia, el empresario se sometió a una cirugía nueve meses después del diagnóstico, pero para entonces el tumor ya había hecho metástasis en el hígado. Según su biógrafo, Jobs siempre se arrepintió de haber retardado esa decisión. “Como el cáncer no era tan agresivo, pudo haberse operado cuando lo diagnosticaron. No obstante, someterse a una dieta para fortalecer su sistema inmunológico y el uso de terapias alternativas para manejar el estrés y el dolor también eran opciones válidas”, le dijo a SEMANA Delia Chiaramonte, miembro del Centro de Medicina Integral de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.En todo caso, la discusión sobre si Jobs pudo haber vivido más al someterse a una intervención quirúrgica a tiempo, como lo recomienda la medicina tradicional, puso sobre la mesa el viejo debate sobre si es posible curar el cáncer con medicina alternativa. Aunque no se ha revelado con precisión, todo parece indicar que Jobs optó por una dieta similar a la terapia creada por el médico alemán Max Gerson, que consiste en consumir diez kilos de vegetales diarios con el fin de que el cuerpo se nutra con vitaminas y minerales. Al desintoxicar el organismo, se eliminaría el cáncer en algunos casos. Así le sucedió al economista colombiano Alan Furmanski, diagnosticado en 2006 con un melanoma. Furmanksi se sometió a dos cirugías que, según él, no le ayudaron mucho porque el cáncer volvió a aparecer en otra parte del cuerpo. Pero se curó después de un año y dos meses bajo ese régimen de frutas y verduras. La alimentación es importante porque si el paciente consume alimentos saturados en grasa y sustancias tóxicas como el cigarrillo o el alcohol, “no va a haber un ambiente propicio para curarse”, dice Furmanski, quien escribió un libro sobre su caso. “El 80 por ciento del sistema inmunológico está en el tracto digestivo. El intestino necesita alimentos ricos en fibra y de fácil asimilación, para que el hígado elimine las toxinas”, agrega. El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, y la llamada medicina alternativa lo trata con procedimientos como la acupuntura, la quiropraxia, la medicina herbal, la ayurvédica y la homeopática, entre otras, y su fin no es atacar el tumor sino fortalecer el sistema inmunológico para que este se encargue de destruirlo. La medicina convencional, por su parte, lo ataca con tres armas: cirugía, quimioterapia y radioterapia, para eliminar las células cancerígenas. Ambas aproximaciones coinciden en que “es clave tener un diagnóstico precoz para que los procedimientos sean exitosos”, le dijo a SEMANA Andrés Lucena, director y fundador de la asociación médica GNQ, que ofrece un tratamiento contra el cáncer con vitamina C. En este tema la medicina convencional está a la vanguardia, pues ofrece desde marcadores de sangre, biopsias, radiografías, hasta tomografías (TAC) y resonancias magnéticas. Si un tumor es detectado, el protocolo de la medicina tradicional establece, en términos generales, operar al paciente para extraer la masa y posteriormente someterlo a quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia para evitar que las células malignas se propaguen por el resto del cuerpo, lo cual podría ser fatal. Los expertos consultados señalaron que cuando el tumor no está en una etapa avanzada, los tratamientos convencionales suelen ser más efectivos. Sin embargo, “en etapas avanzadas, es poco lo que la quimioterapia puede lograr”, dice Leonardo González, oncólogo de GNQ. En dichos casos, sugiere el experto, es mejor recurrir a la medicina alternativa para fortalecer las defensas del cuerpo. Los simpatizantes de estas terapias piensan que las drogas no solo afectan el tumor, sino también las células sanas, lo que debilita más al paciente. Con las terapias alternativas buscan que el paciente tenga buena calidad de vida y viva con su enfermedad como si se tratara de un mal crónico. Quienes están contra la medicina alternativa afirman que sus tratamientos no son válidos porque no han sido sometidos a pruebas científicas para comprobar su beneficio. De hecho, algunos dicen que funciona igual o peor que un placebo. “No conozco ninguna ventaja de la llamada medicina alternativa. Para mí, son terapias que pueden servir a modo de sedante, pero a la larga no van a ayudar al paciente”, le dijo a SEMANA Steven Salzberg, docente de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Ahora bien, quienes trabajan con la llamada medicina alternativa no pretenden que esta se use exclusivamente, sino que la ven como un complemento de la tradicional. Por ejemplo, hace énfasis en el aspecto psicoafectivo del paciente para tratar el cáncer y considera que tiene gran incidencia en el desarrollo de la enfermedad. Lo anterior no quiere decir que se vaya a curar tratando solo el aspecto emocional, “pero sí va a ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida”, le dijo a SEMANA Jorge Andrade, médico, cirujano y especialista en acupuntura. Geer Ryker Hamer, un controvertido médico alemán, fue aún más lejos al señalar que el cáncer es el resultado de un conflicto biológico provocado por un trauma del pasado, como la pérdida de un ser querido. Normalmente, cuando a una persona le diagnostican cáncer entra en pánico porque siente que es una sentencia de muerte. Según Hamer, ese miedo debe ser vencido para poder curarse, y su modelo de intervención consiste en someterse a un proceso de psicoterapia. En Estados Unidos se ha desarrollado el concepto de medicina integral, una tendencia cuya filosofía es estar abierto a ambas visiones. “Si alguien tiene cáncer y se puede combatir con la quimioterapia, la medicina integral lo recomienda. Pero también sugiere la acupuntura y terapias corporales como el Tai-Chi o el yoga, que pueden ser muy útiles para tratar el estrés”, le explicó Chiamonte a SEMANA. Como concluye Lucena, “no debería ser una controversia, sino un motivo de unión. Lo ideal es utilizar lo mejor de cada uno por el bien del paciente”.