SEMANA: ¿Por qué escribir como hombre un libro sobre algo tan íntimo para las mujeres como la menopausia?

Santiago Rojas: Entiendo que es un poco extraño. Desde el punto de vista práctico, un hombre no tendría por qué hablar de estos temas, pero en la década de los noventa yo tuve una enfermedad física. Me operaron, estuve mucho tiempo hospitalizado y sobreviví. Decidí irme a un año sabático, a conocerme y me di cuenta de que no tenía idea de mi lado femenino. Me habían educado en una cultura machista. No quiero decir que yo no sea heterosexual, sino que al rescatar lo femenino encontré unas teorías femeninas, especialmente el concepto de la segunda primavera. Y quise llegar ahí.

SEMANA: Segunda primavera es el nombre de su libro. ¿Qué quiere decir con eso?

S.R.: No es un invento mío ni mucho menos. Es el concepto que en la China le daban a las cuatro etapas de la vida de la mujer. El primero era el agua celestial, que es el momento en el que la mujer empieza a ser creativa, pero para otros es la menstruación. Luego aparece la maduración del fruto, que significa el embarazo. Luego viene el mes dorado, que es esa época del puerperio, en la que la mujer empieza la lactancia. Y, después, la segunda primavera. Para la medicina es la época en que disminuye la capacidad reproductiva de la mujer. Para ellos, es el tiempo en que la mujer ya no tiene que florecer para nadie, sino solo para ella misma. Es un concepto que ha sido validado por más de 5.000 años de historia y, simplemente, lo apliqué a la mujer colombiana y a la latina.

SEMANA: ¿Ha aplicado eso con sus pacientes?

S.R.: Yo enseñaba eso en los años noventa y les parecía sin sentido. Hace diez años les parecía ridículo y hoy les parece lo máximo. Desarrollé un programa en el que más de 600 mujeres han transformado su vida.

SEMANA: La menopausia ha sido vista por años como un suplicio o al menos algo muy molesto. ¿Por qué darle la vuelta a este concepto de florecer de nuevo?

S.R.: Porque este es el concepto. Por ejemplo, en esas culturas únicamente el 2 por ciento de las mujeres tienen calores de la menopausia, y aquí entre un 60 y 80 por ciento. La osteoporosis es apenas anecdótica, y aquí también muy usual. Hay un estudio alemán reciente que demuestra que las mujeres que ciclan con la luna tienen seis veces más posibilidades de quedar embarazadas. ¿Esto qué quiere decir? Que las mujeres y los hombres perdimos el ciclo con la naturaleza. Lo que yo quiero hacer en la segunda primavera es que la persona recupere la esencia de lo que está hecho.

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SEMANA: ¿Qué quiere decir?

S.R.: Es comer comida real, dormir a tiempo, moverse mucho y recuperar el sentido de los sentidos. Disfrutar el olor, mejorar el sabor, el gusto… No tanto para algo físico, sino para encontrar la belleza de la vida, que se ha perdido. Una abuela me decía: mira, esto fue lo mejor que me ha pasado, es como comer helado todos los días sin engordar. Hay un disfrute de la vida que no genera gasto ni destrucción. Dicen que todo lo bueno es pecado o hace daño o engorda. Pero hay que disfrutar la vida sin necesitar nada. Eso es totalmente placentero.

Dr. Santiago Rojas Posada médico colombiano especialista en Cuidados Paliativos Oncológicos y Medicina Integrativa Bogota junio 1 del 2022 Foto Guillermo Torres Reina / Semana | Foto: GUILLERMO TORRES

SEMANA: ¿De qué se trata el programa?

S.R.: En resumen, nosotros les decimos: ustedes tienen que tener felices a dos mujeres en su vida, a su niña y a su adulta mayor. Si están las dos felices, tú estarás bien. ¿Cómo están las dos felices? Sin perder las ganas de seguir viviendo de la niña, y la sabiduría que se aprende por la experiencia de la adulta mayor. Queremos aprender con un método de todos los días, rescatar la olfacción, rescatar el gusto, el sabor. Hacemos un proceso de autoconocimiento gradualmente a través de cada sentido. ¿Una mujer en 49 días podría cambiar su vida? Sí, pero depende de lo que siga haciendo después.

SEMANA: Dice que lo que uno hace hoy es una inversión para su yo futuro. ¿Cómo es eso?

S.R.: La ciencia ha estudiado mucho eso. Las mujeres que se llevan bien consigo mismas son las que mejor salud tienen. Las mujeres en Colombia tienen una expectativa de vida de 81,9 años, pero no con salud. Esta comienza a deteriorarse a los 70 años. Entonces, hay 12 años de mala calidad. Eso significa que lo que haga yo en este momento es una inversión para mi futuro o estoy comprometiendo a mi yo futuro. Es como cuando yo hago un crédito. Hoy me compro una casa, pero mi yo futuro la paga durante 15 años. Si yo hago ejercicio hoy, podría tener menos riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y otro tipo de problemas.

SEMANA: Tiene el libro lleno de frases de mujeres emblemáticas. ¿Cómo las eligió?

S.R.: Las busqué. En los noventa, yo había tenido ya muchas novias. Siempre peleaba con ellas y todas eran malas para mí. Un día me dije: ¡El factor común de todas estas peleas soy yo! Eran las más bonitas, las más inteligentes... y era yo el que no funcionaba. Ahora llevo 27 años casado. He querido conocer a las mujeres. He leído a grandes autoras femeninas. Mi empresa la gerencia una mujer, trabajo con mujeres médicas.

SEMANA: ¿Por qué cree que en Occidente da tanto miedo envejecer, cuando en tantas culturas los más viejos son los más sabios?

S.R.: En Japón, las mujeres no son de cristal. Aquí son de porcelana. Cuando se envejecen, hacen osteoporosis, se caen y se fracturan. Veinte por ciento de las mujeres que se fracturan en la menopausia se mueren en el siguiente año. Eso no ocurre allá. Las mujeres son vistas como sabias con el paso del tiempo. Y eso es lo que yo quiero rescatar: que la mujer, cuando llega la menopausia, no pierde sabiduría, sino que gana en creatividad para aprender y servirse a sí misma y a la comunidad. Para mí, eso de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer no tiene sentido. La mujer tiene valor sin el hombre o con el hombre.

SEMANA: Usted atiende a muchas personas con enfermedades terminales. ¿De qué se arrepienten?

S.R.: De cosas muy comunes. Una enfermera australiana hizo un resumen de cinco cosas. Yo he encontrado un poco más, pero en resumen son las mismas. La primera es no haber sido felices. La felicidad, precisamente, depende de que la niña esté feliz, porque ella no necesita nada. La gente comienza a perder la felicidad cuando siente que esta depende de un resultado. “Cuando seas más grande, cuando consigas novio, cuando te cases, cuando trabajes...”. Este allá no existe. La segunda es no haber seguido sus motivaciones, sino haber vivido la vida complaciendo a otros. La tercera, trabajaron demasiado. La cuarta, no tuvieron suficiente tiempo con las personas que les importaban. Una frase que aprendí de un paciente es que, al final de la vida, lo único que vale es la certeza de los amores vividos. El dinero, el poder, eso no cuenta, nada tiene sentido. La certeza de haber amado y haber sentido amor.

Dr. Santiago Rojas Posada médico colombiano especialista en Cuidados Paliativos Oncológicos y Medicina Integrativa Bogota junio 1 del 2022 Foto Guillermo Torres Reina / Semana | Foto: GUILLERMO TORRES

SEMANA: ¿Cómo se sale de no tener esas certezas?

S.R.: Para salir de un duelo, por ejemplo, uno solo puede hacerlo por medio de un callejón sin salida. Por donde entra tiene que salir. Es decir, por el amor. Uno entra amando una persona y sale amándola. Amar es permitirle que esté allá y renacer aquí. Es permitir que esa persona que está allá siga su vida y que yo esté aquí y viva mi vida. Eso es amar. Es ayudar a otro ser libre. Otra cosa es que los seres humanos amamos las cosas y usamos a las personas, pero de varios pacientes, algunos muy poderosos económicamente, que se arrepintieron de haber amado a las cosas y usado a las personas, cuando lo contrario es lo esencial.

SEMANA: Volvamos a la menopausia. ¿Cómo se vive el amor en este momento de la vida?

S.R.: Pues se vive de una manera muy distinta porque, precisamente, ya no hay la necesidad de procrear. El amor se concibe de una manera diferente porque parte de que ya no necesito al otro para que me ame.

SEMANA: ¿Qué aprendió de tantas mujeres con quienes ha vivido la experiencia de la segunda primavera?

S.R.: Todo lo que está en el libro lo he aprendido de ellas. Nos hablamos de nosotras, les contesto, ellas me enseñan… Eso no me hace sentir menos varón, todo lo contrario. Me siento más hombre cuando he descubierto lo femenino que hay en mí.