La epidemia de obesidad y sobrepeso en el mundo ha llevado a que la industria alimenticia produzca sustitutos del azúcar, el elemento que está detrás de la acumulación de kilos de grasa. Pero, como dice el dicho, en este caso el remedio resultó peor que la enfermedad. Según un grupo de investigadores franceses, se halló que cuando se usan estos endulzantes artificiales en lugar de azúcar se aumenta el riesgo de cáncer.
El estudio contó con una muestra de más de 100.000 adultos de ese país y encontró un riesgo aumentado de 13 % de desarrollar cáncer en aquellos que consumían grandes cantidades de estos productos, cuando se comparó con quienes no lo hacían.
El estudio estuvo liderado por Charlotte Debras, investigadora que trabaja para el Instituto Francés de Salud e Investigación Médica (Inserm, por sus siglas en francés) y quien, además, es profesora de la Sorbonne Paris Nord University, en París.
Los hallazgos del estudio son importantes porque coinciden con otras investigaciones anteriores. Y en ese sentido, el trabajo de Debras provee información nueva que se suma a la evidencia ya acumulada sobre estos aditivos alimenticios.
La muestra de participantes que Debras utilizó para su análisis se tomó de adultos que ya estaban en un gran estudio, el NutriNet-Santé, para el cual los participantes deben proveer no solo su historia clínica, además de datos sociodemográficos, sino también ―y más importante aún― detalles de su dieta, estilo de vida y de su estado de salud. Con esta información lograron la información que arrojaba los registros de alimentación con los casos de cáncer.
En el proceso controlaron factores como la edad, el sexo, la educación, la actividad física, el IMC o índice de masa corporal, usado para clasificar quien tiene peso ideal, sobrepeso y obesidad. Además de eso, controlaron variables como la altura (talla) de los participantes, diabetes, historia familiar de cáncer, así como si consumían otro tipo de bebida y alimentos.
En la revisión de los datos, Debras y su equipo detectaron que los endulzantes artificiales como Aspartame y acesulfame-K resultaron vinculados a más alto riesgo de cáncer. Cuando los expertos quisieron ver cuáles tipos de cáncer era, encontraron que el de mama era el más asociado a este aumento de riesgo.
En el estudio, Debras y sus colegas manifestaron lo siguiente: “Nuestros hallazgos no respalda el uso de edulcorantes artificiales como alternativas seguras para el azúcar en alimentos o bebidas y brindan información importante y novedosa para abordar las controversias sobre sus posibles efectos adversos para la salud”.
Hay que advertir que el estudio fue observacional y por lo tanto no logró probar que existiera una relación de causa y efecto, sino solamente una asociación. Por esta razón no puede señalar categóricamente que todos aquellos que consumen altas cantidades de estos endulzantes van a tener ese mayor riesgo de cáncer que aquellos que no lo consumieron.
Para finalizar, el grupo de investigadores franceses manifestó que esos resultados necesitaban ser replicados en otros trabajos de investigación con amplias muestras que expliquen los mecanismos subyacentes que podrían estar incidiendo en los resultados pero que este estudio experimental no logró detectar.
A pesar de la advertencia, expertos oncólogos señalaron que el estudio no prueba que los endulzantes artificiales causen cáncer en los seres humanos ni que sea necesario volver al azúcar, sino que son un reemplazo del azúcar que viene con sus propios riesgos.
De hecho, el consenso es que, según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, no hay clara evidencia de que estos perjudiquen la salud. En ese sentido, los oncólogos señalan que el escenario ideal sería dejar de consumir ambos en la dieta diaria.