El párkinson es un trastorno del sistema nervioso central que afecta el movimiento. Además, es una patología neurodegenerativa progresiva que no tiene cura, aunque actualmente ya han sido desarrollados tratamientos efectivos para controlarlo.
Quienes desarrollan esta enfermedad pueden perder hasta un 70 % o un 80 % de las neuronas del tronco cerebral que fabrican dopamina, un neurotransmisor imprescindible para llevar a cabo correctamente las funciones motoras del cuerpo; por este motivo se presentan temblores incontrolables, así como rigidez o disminución del movimiento, explica Mayo Clinic, entidad dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
De acuerdo con la entidad, los signos y síntomas de esta afección pueden ser diferentes para cada persona. Sin embargo, generalmente los síntomas comienzan en un lado del cuerpo y continúan empeorando en ese lado, incluso después de que los síntomas comienzan a afectar a ambos lados, explica.
Lo anterior se puede ver representado en torpeza manual, lentitud de movimientos o problemas a la hora de mantener la marcha al caminar, lo que puede empeorar cuando hay pérdida del olfato, constipación o trastornos del sueño.
Asimismo, puede haber alteración de la postura y el equilibrio; pérdida de los movimientos automáticos, es decir, la capacidad para realizar movimientos inconscientes, como parpadear, sonreír o balancear los brazos cuando se camina; cambios en el habla al volverse suave o incomprensible, y cambios en la escritura.
Según los investigadores de esta enfermedad, esta afección produce muchos cambios en el cerebro, entre los que se incluye la presencia de cuerpos de Lewy —masas de sustancias específicas dentro de las neuronas cerebrales—, que podrían ser un indicio importante sobre la causa de la enfermedad de Parkinson.
Sobre sus causas, Mayo Clinic explica que cuando los niveles de dopamina disminuyen causa una actividad cerebral anormal, lo que conduce a un movimiento deficiente y otros de los síntomas del párkinson.
Aunque científicamente se desconocen las razones exactas por las que esta afección se produce, existen varios factores que podría influir, entre ellos, el genético.
Según explica la entidad médica, algunos estudios han identificado “mutaciones genéticas específicas que pueden causarla. Sin embargo, estas son poco comunes, salvo algunos casos en que muchos miembros de la familia tienen la enfermedad”, explica.
Asimismo, algunos factores ambientales pueden conllevar a desencadenar esta afección. Según esto, quienes están expuestos a ciertas toxinas o factores ambientales pueden aumentar el riesgo de padecer a futuro la enfermedad de Parkinson, sin embargo, el riesgo es relativamente menor, señala Mayo Clinic.
Sumado a esto, otros factores de riesgo de esta enfermedad son la edad y el sexo. Por lo general, la enfermedad inicia en etapas medias o avanzadas de la vida, y los riesgos aumentan con la edad. En ese sentido, es común que las personas de 60 años en adelante sean las que desarrollen la afección.
En cuanto al sexo, la entidad especializada en salud señala que los hombres son más propensos a desarrollar la enfermedad que las mujeres.
Ahora bien, sobre cómo prevenirla, es complejo para los expertos señalar qué hacer para no desarrollar esta enfermedad dado que se desconocen sus causas reales. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que hacer ejercicio aeróbico regularmente podría reducir el riesgo de tener la enfermedad.
Del mismo modo, otros estudios han demostrado que las personas que consumen cafeína contraen esta afección con menos frecuencia que las que no lo hacen; sin embargo, no es evidencia suficiente para concluir que la cafeína tenga en verdad un efecto protector.
Detectar la enfermedad a tiempo es vital para iniciar un tratamiento que mejore los síntomas, motivo por el que, al presentar cualquiera de las anteriores señales, se debe cuidar de inmediato al médico tratante, que luego de un diagnóstico podrá determinar cómo proceder.