Una de las principales ventajas de estos alimentos es la rapidez con la que se preparan, ya que muchas veces solo hace falta calentar y servir, lo cual facilita un almuerzo o una cena que puede ser tan nutritiva como cualquier otra preparación con productos frescos.
“Los productos enlatados se procesan a altas temperaturas de cocción en envases metálicos totalmente herméticos y es este proceso es el único medio de conservación que permite que se destruyan todas las bacterias que lo deterioran o que puedan afectar la salud de las personas ya que no tienen conservantes”, manifestó Gustavo Adolfo Zapata, jefe de Investigación y Desarrollo en Industrias de Alimentos Zenú, quien agregó que contrario a lo que se cree, no se usan conservantes adicionales para mantener la vida de los alimentos.
El directivo explicó que este proceso de cocción hace que las características nutricionales del alimento permanezcan, excepto lo que pasa con algunas vitaminas, como la C, que se pierden con el calentamiento. Asimismo, garantiza que los productos sean estables y seguros durante el tiempo de almacenamiento a temperatura ambiente, que les da una vida útil de 2 años en promedio.
De acuerdo con la Asociación Europea de Productores de Acero para Embalaje (APEAL por sus siglas en inglés), las latas de acero para alimentos se inventaron hace más de 200 años, pero en el siglo XX, para millones de personas “se convirtieron en una forma segura, eficaz y asequible de conservar alimentos y nutrientes vitales”, como las vitaminas (A, D, E y K, que no se ven alteradas por el calor) y los ácidos grasos,
Esta forma de guardar la comida revolucionó la conservación y el transporte de los alimentos; sin embargo, aún persisten algunas dudas sobre la calidad de estas conservas, dudas que podrían ser más infundadas que reales. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) es importante mantener ciertos cuidados con los productos enlatados, como por ejemplo, conservarlos a temperatura ambiente, en lugares frescos y secos, lo cual ayuda al ahorro de energía, ya que no es necesario refrigerarlos.
“Nunca los ponga encima de la estufa, debajo del fregadero, en un garaje (cochera) o sótano húmedo, ni en ningún lugar expuesto a temperaturas extremas, altas o bajas”, recomiendan desde USDA. Tampoco sugieren adquirir “latas con fugas, abultadas o muy abolladas; frascos agrietados o con tapas sueltas o abultadas”, debido a que este tipo de características pueden afectar el hermetismo del empaque y perjudicar el producto.
Es importante destacar que estos productos pueden conservarse durante bastante tiempo, especialmente si se conservan en buenas condiciones (sin abolladuras, hinchazones, ni óxido). Por ejemplo, los alimentos con alto contenido de ácido, como los tomates y otras frutas, mantendrán una mejor calidad hasta por 18 meses; mientras que los alimentos bajos en acidez, como carnes y verduras, de 2 a 5 años.
En caso de que el producto no se consuma totalmente después de ser abierto, se puede refrigerar en la nevera, pero para conservar la calidad y el sabor es mejor trasladarlo a un recipiente de vidrio o plástico y usarlo en un periodo de máximo 4 días, recomendaron desde el Departamento de Agricultura; sin embargo, desde Zenú aclararon que los enlatados de la marca tienen al interior una laca que protege el alimento, lo cual le permite conservarse unos pocos días después de abierto.
Diversos estudios, como el que realizó el Instituto SGS Fresenius de Berlín, evidenciaron que los alimentos enlatados no pierden sus propiedades y al momento de ser consumidos tienen el mismo valor nutricional que los de un alimento fresco, siempre que se preparen de acuerdo con las indicaciones de la etiqueta.
*Contenido elaborado con apoyo de Zenú.