Diego Roselli, experto en farmacoeconomía habló con semana.com sobre las barreras de acceso al sistema de salud y otros retos de los gobiernos frente al cáncer de mama. SEMANA: Por qué dice que no nos hemos dado cuenta del problema de cáncer de mama. Diego Roselli:  El problema es que las cifras de los registros internacionales de cáncer, como los que suministra Globocan son viejos, los mas actualizados son de 2004 y 2007 y eso no debería ser así porque en Colombia tenemos cuatro registros de cáncer en Pasto, Cali, Manizales y Bucaramanga,  que tienen información del día a día y podríamos estar enterados ayer si tuviéramos la agilidad  para sacarlos. Lo claro es que ya dejó de ser cierto que el cáncer de cérvix era el que más mataba mujeres en Colombia. Viene disminuyendo y confiamos en que esa disminución va a ser más dramática en el futuro gracias a la vacuna del VPH. El de mama en cambio viene en aumento.SEMANA: ¿No estamos preparados para asumir un cáncer distinto?D.R.: No, y ya no son los programas de citología vaginal los que hay que promover sino también darle prioridad a esta nueva situación. El cáncer de mama tiene una ventaja y es que por haber sido toda la vida un cáncer de países en desarrollo ha sido muy estudiado. La idea es cómo contextualizarlo en nuestro medio. Se trata de un cambio cultural y debemos promover técnicas sencillas como el autoexamen, el diagnóstico temprano y que los médicos identifiquen factores de riesgo y soliciten exámenes oportunos.SEMANA: ¿Por qué esa variación de las cifras entre países ricos y en vías de desarrollo en cáncer de mama? R.: Los países más desarrollados tienen más alta incidencia de cáncer pero una mortalidad menos alta. Hay dos razones: una es que en esos países ricos hay más casos, y la otra es que hay más diagnósticos. Pero en esos países lo que más influye para la menor mortalidad es el tratamiento oportuno. Combinan los tres tipos de tratamiento, quimioterapia, cirugía y radioterapia, y un ataque agresivo sobe el cáncer inicial permite una sobrevida igual a la de una mujer sin la enfermedad. Los estudios muestran que cuando se detecta tempranamente el cáncer de mama tiene 90 por ciento de sobrevivencia a 5 años. En estado metastásico esa cifra se reduce a la mitad.SEMANA: ¿Cómo se pueden cerrar esas brechas?D.R.: La prevención de cáncer de mama es más complicada porque es de esas enfermedades en las que el factor de riesgo es el cigarrillo y el  sobrepeso, pero sobre esos temas no es fácil intervenir. Soy hincha furibundo del impuesto al tabaco porque el aumento ayuda a bajar el consumo. Aparte de eso, las dos barreras que debemos lograr además de esa prevención es el diagnóstico temprano y eso implica que la mujer consulte rápido y que se inicie el tratamiento pronto. Eso también implica que las EPS agilicen su burocracia para autorización de la quimio. SEMANA: ¿Cuáles son las barreras de acceso hoy en Colombia?D.R.: Todos los países imponen barreras de acceso, ninguno ofrece todo. El problema es cuando es inequitativo y se afectan los grupos más vulnerables, como sucede en América Latina. Las razones son diversas y las hay de oferta y de demanda. De oferta, cuando los tratamientos no están disponibles y de demanda cuando el paciente no sabe que existen estos servicios o no consulta por diferentes razones: desconfianza del sistema de salud, idioma (en el caso de los indígenas), o barreras geográficas. Otros estudios señalan que la comunicación entre el paciente y el servicio de salud es mala por falta de tiempo, o porque no saben a que tienen derecho o no preguntan lo suficiente.SEMANA: ¿Algún día se podrán derrumbar esas barreras? D.R.:  Soy optimista. Hay que lograr que la conciencia frente a este tema se direccione bien y para eso es importante enfocarse menos en el caso periodístico, como el de la niña que grabó el video y luego murió, sino sobre las cifras. Un estudio del Instituto Nacional de Cancerología mostraba en niños con leucemia cómo era de diferente el pronóstico si el tratamiento se iniciaba en los primeros tres meses  o si se demoraba mas de tres meses. La brecha es enorme. Y en leucemia infantil, que es una de esas enfermedades que tienen muchas formas de intervención que mejoran la sobrevida los que se diagnostican y se les inicia rápido el tratamiento suelen ser los de las medicina prepagadas, los de mamás más ricas, y ellos tienen sobrevidas parecidas a los de niños de países desarrollados, mientras que los mas pobres tienen las tasas de supervivencia de hace 20 años.SEMANA: ¿Cómo manejar esa inequidad? ¿Es posible pensar en que un sistema de salud no discrimine de esa manera?D. R.: Eso es idealista. Yo me ponía bravo con mis colegas cuando en la marcha de los médicos decían es inaceptable que un derecho como la salud esté supeditado a limitaciones presupuestales. Pienso que hay que ser conscientes de que hay un recurso limitado y un presupuesto fijo y es razonable que haya unas cosa para las que estemos preparados y otras para las que no. Entonces la vida terminará forzosamente teniendo un precio de cualquier manera.  Lo importante es que hay dos manera de poner ese precio. Uno es tratar de buscar un mecanismo racional y otro es dejarlo como ha pasado en que se le hace todo a todo el mundo  pero entonces el hospital no tiene droga ni sueros y así se esta racionando el recurso de una forma quizás más injusta.