Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedes (CDC) explican que la epilepsia “es un trastorno cerebral. Se le diagnostica epilepsia a una persona cuando ha tenido dos o más convulsiones”, siendo estas los síntomas más comunes de esta enfermedad.

“La epilepsia es una enfermedad cerebral no transmisible crónica que afecta a personas de todas las edades”, dice la Organización Mundial para la Salud (OMS) que afirma que 50 millones de personas padecen esta enfermedad, por lo que se considera como uno de los trastornos neurológicos más comunes.

Es entonces que una convulsión “es un cambio breve en la actividad normal del cerebro”, que puede durar por segundos o minutos. Entre los tipos de convulsiones que más se destacan son las focales y las generales, siendo las primeras, las que impactan solo un lado del cerebro y las segundas los dos.

Las convulsiones están relacionadas con la epilepsia, pero no necesariamente es así, la fiebre alta, y los bajos niveles de azúcar las pueden provocar. Además, la abstinencia de algún tipo de droga o de alcohol.

Es entonces que la epilepsia puede ser provocada por:

  • Lesiones cerebrales.
  • Falta de oxígeno del cerebro.
  • Síndrome de Down.
  • Alzheimer.
Una convulsión corresponde a cambios físicos o cambios en el comportamiento que ocurren durante un episodio de actividad eléctrica anormal en el cerebro. | Foto: Getty Images

“Alrededor de 5.1 millones de personas en los Estados Unidos tienen antecedentes de epilepsia. Alrededor de 3.4 millones de personas en los Estados Unidos tienen epilepsia activa”, aseguran los CDC.

Para poder controlar la epilepsia, la entidad americana revela algunos consejos que se pueden consultar con un médico de cabecera, como por ejemplo:

  • Reducir el estrés.
  • Dormir lo suficiente.
  • Identificar los causantes de convulsiones.
  • No restringir el tratamiento de epilepsia prescrito por los médicos.

Tanto hombres como mujeres pueden padecer epilepsia, pero el género femenino presenta más convulsiones debido a los cambios hormonales tras su menstruación.

“Se estima que el 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones si se diagnosticaron y trataron adecuadamente”, concluye la OMS.

La vitamina D y la epilepsia

Se cree que el consumo de vitamina D y ácido fólico pueden prevenir los efectos producidos por las convulsiones en pacientes con epilepsia, pero un artículo publicado por Cochrane, asegura que todavía no hay una evidencia que corrobore esto sobre la vitamina D y sus efectos.

No obstante, el sitio web, Epilepsia Madrid, señala que una investigación publicada por la revista Epilepsia precisa que en un estudio se confirmó que los pacientes con epilepsia tenían niveles muy bajos de vitamina D, por lo que se observó que quienes tenía problemas en su estructura ósea, se mejorarán luego de un tratamiento bajo esta vitamina.

Pero lo anterior, no quiere decir que la vitamina D va a mejorar o controlar convulsiones, sino que como se mencionó se necesitan de más hallazgos.

De acuerdo a estudios de científicos, la vitamina D está relacionada con la calidad del tejido ovárico y del endometrio y favorece la correcta implantación del embrión en el útero materno. Foto: Getty images. | Foto: Foto: Getty images.

¿Cómo obtener vitamina D?

El cuerpo puede obtener este nutriente tras la exposición al sol o la ingesta de algunos alimentos ricos en él. Su principal función es su participación en la absorción de calcio por parte del cuerpo, por lo que la falta de esta vitamina es la causante de osteoporosis en los adultos y raquitismo en los niños.

Tanto los pescados, el queso, el hígado, las yemas de huevo, entre otros alimentos, tienen vitamina D.

Asimismo, y aunque pareciera inofensivo consumir demasiado esta vitamina, puede traer grandes daños al organismo, como por ejemplo, un gran impacto en los riñones, causando vómito, debilitamiento, desorientación, entre otros.

MedlinePlus, sugiere asistir de manera inmediata a un centro médico si se observan estos signos tras una sobredosis de estos nutrientes. Es entonces que el mucho consumo de vitamina D puede provocar exceso de calcio en la sangre y, por ende, somnolencia, insomnio y demás.