El pescado es considerado uno de los alimentos más saludables para el organismo. Es una fuente de proteína de mucha calidad, tiene poca grasa, es bajo en calorías y le da al organismo omega-3, el cual reduce la probabilidad de padecer enfermedades crónicas.
Según el libro titulado Nutrición humana en el mundo, publicado en el sitio web oficial de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), el pescado también suministra aminoácidos que contienen azufre, un nutriente que ayuda a mejorar los cartílagos, los huesos y los músculos.
Adicionalmente, el pescado aporta nutrientes como tiamina, riboflavina, niacina, vitamina A, vitamina D, hierro y calcio, así como una pequeña cantidad de vitamina C si se consume fresco.
De hecho, información publicada en Medline Plus destaca que el pescado es una gran alternativa a las carnes rojas, ya que es una proteína magra, saludable, que puede ayudar a proteger el corazón.
A pesar de lo anterior, la mayoría de las veces, al momento de cocinar el pescado, se retira la piel, pues se cree que puede ser peligrosa para el organismo. Sin embargo, según el portal especializado Infosalus, no es del todo verdadera esta afirmación.
Según Andrea Calderón, dietista-nutricionista y secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, citada por el mismo medio, el consumo de la piel de pescado no supone ningún riesgo para la salud.
Incluso, en algunos países es imperdonable retirar la piel del pescado, pues se considera que esta otorga crocancia y evita que se destroce el interior del alimento al momento de prepararlo. Además, permite que durante la cocción no se pierdan los nutrientes del producto.
Uno de los peces más recomendados a comer con piel es el salmón. Gracias a su versatilidad y beneficios para el organismo, se ha popularizado en la dieta de varias personas.
De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición, citada por el blog ConSalud.es, “el salmón es un pescado graso que presenta las propiedades típicas de los pescados azules, con un contenido lipídico (12 g de lípidos por 100 g de porción comestible) similar al de los atunes o reos, y altos contenidos de ácidos grasos monoinsaturados, insaturados y omega-3″.
Por otro lado, el medio El Español ha indicado que, aunque sí hay algunas pieles que se deben consumir, es necesario prestar atención al tratamiento y limpieza que se les da.
También, indica que, en los últimos años, las autoridades alimenticias han advertido de un posible peligro en la piel del pescado relacionada con el mercurio tóxico, el cual provoca malestares en el cuerpo como dolores en el estómago, diarrea y vómitos.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, citada por El Español, asegura que los pescados que pueden poseer cantidades perjudiciales de mercurio son “el pez espada, el emperador, el atún rojo, el tiburón y el lucio”.
Al ingerir alguno de los pescados mencionados es mejor acudir a un lugar de confianza o prepararlos en casa para asegurarse de prepararlos correctamente y evitar intoxicaciones por mercurio. Además, antes de consumirlos lo mejor es consultar a un especialista.
Cabe resaltar que los especialistas recomiendan ingerir alrededor de tres o cuatro porciones de pescado a la semana, intentando alternarlo con otras fuentes saludables de proteína como las legumbres, el huevo u otro tipo de carnes como el pollo o las carnes rojas.
Así mismo, para que sus resultados en el organismo se vean reflejados hay que complementar su ingesta con ejercicio constante y chequeos médicos frecuentes.