El corazón es el motor central del sistema circulatorio, el cual es el encargado de transportar la sangre por todo el cuerpo permitiendo que todos los órganos funcionen correctamente. Para poder cumplir con esta tarea, este organismo se sirve de las arterias para que lleguen todos los nutrientes y el oxígeno a las áreas que los necesitan para mantenerse vigoroso.
Durante este proceso, ocurren diversos efectos en el cuerpo; según el Instituto Nacional del Envejecimiento señala que la presión o tensión arterial “es la fuerza” producida por la sangre contra el revestimiento de las arterias.
Cuando la presión arterial se encuentra en niveles fuera de los normales se indica que existe una condición de salud. Es decir, si se encuentra en rangos bajos se cataloga como hipotensión, mientras que cuando se excede se clasifica como hipertensión. Ambas afecciones pueden afectar significativamente al organismo, por lo que los profesionales recomiendan practicar ciertos hábitos para regularla.
Igualmente, de generación a generación se han popularizado algunos trucos caseros que prometen ser beneficiosos para mejorar la presión; entre esos, se encuentra el consumo de agua.
¿Pero qué tan efectivo es en realidad ese consejo?
Cinco organizaciones de Argentina se reunieron para aclarar los mitos más comunes acerca de la hipertensión arterial. La Sociedad Argentina de Hipertensión (SAHA), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y la Asociación Argentina de Nutricionistas y Dietistas (Aadynd) compartieron sus reflexiones en un artículo publicado en La Nación.
Por medio de este trabajo realizado por los expertos, se detalló el efecto del agua para regular la presión arterial. Según referencia este artículo, contrario a lo que postula la creencia, beber demasiada agua puede ser nocivo para la tensión arterial. Como explican, la ingesta excesiva de líquidos puede favorecer el incremento de la presión sanguínea, desregulando la presión arterial.
Justamente, el riesgo está en hidratar excesivamente el organismo, esto porque se sobrecarga la función del ser humano para procesar los líquidos, provocando problemáticas como la retención de líquidos y otros problemas para la salud.
Un artículo publicado en la sección Alimente del diario El Confidencial, la ingesta de demasiada agua puede conducir a la pérdida de sodio y con ello una caída de la tensión arterial, lo que genera una condición menos conocida que la hipertensión arterial: la hipotensión. Ambas condiciones graves para el organismo.
Ahora bien, lo anterior no quiere decir que no sea necesario mantener una correcta hidratación para que el cuerpo funcione adecuadamente, pues este es el líquido vital que compone al individuo y se utiliza para diversos procesos. Los beneficios del agua para el cuerpo no solo pueden aprovecharse desde su consumo, sino también por medio del baño.
Según el portal de Axa Health Keeper, tomar una ducha con agua fría puede ser bueno para mantener la salud interna y externamente, para la piel y los órganos. Por ejemplo, ducharse con agua fría puede contribuir a estimular la circulación de la sangre, favoreciendo la función de las arterias.
Asimismo, la temperatura del agua es ideal para reducir la presión arterial, manteniéndola en rangos considerados normales. Cabe decir que para conservar la buena salud también es necesario llevar una alimentación balanceada, realizar actividad física regular y procurar reducir el consumo de alcohol y el tabaquismo. Igual de importante es tener un peso dentro de rangos saludables.
Todas estas medidas deben ser supervisadas, además, por el médico de cabecera, puesto que este puede tener en consideración las características particulares de cada paciente. De ninguna manera este artículo implica una recomendación que reemplace la de un especialista.