Bajo un cielo azul radiante, un granjero vestido con un chaleco sin mangas rojo está espoleando a sus cinco bueyes para que aplasten montones de hierba seca para extraer sus semillas. Cerca, otros jornaleros usan horquillas con el mismo fin, lanzando el pasto al aire en un proceso milenario conocido como aventado. Esto es una escena de la cosecha en Etiopía, que en esta época del año puede presenciarse a lo largo y ancho del país. La semilla o grano en cuestión se llama teff. Los etíopes han cultivado el teff desde hace milenios, pero el producto ahora parece estar atrayendo la mirada del resto del mundo: podría convertirse en el nuevo "supergrano" para los mercados europeo y norteamericano, superando a la quinua y a la espelta. De alto contenido en proteínas y calcio y libre de gluten, el teff está ganando popularidad a nivel internacional. Pero aunque en Etiopía es una comida corriente -sobre todo cuando se usa para producir injera, un pan plano muy fino-, el país mantiene una prohibición de exportar el grano desde hace mucho tiempo. En su lugar, las empresas etíopes solo pueden exportar injera y otros productos de teff cocinados, como pasteles o galletas. Sin embargo, existe esperanza de que si Etiopía aumenta su cosecha, pronto el grano pueda ser exportado. Repartos aéreos "Empezamos desde cero, y ahora estamos llevando nuestra comida tradicional a todo el mundo", dice Hailu Tessema, fundador de Mama Fresh, el primer productor a gran escala de injera en Etiopía. La aerolínea Ethiopian Airlines lleva 3.000 panes de injera de Mama Fresh a la semana desde Adís Abeba, la capital, a la ciudad de Washington DC, en EE. UU. "La demanda está creciendo en un 10% por mes", dice Tessema, de 60 años, que no ve la prohibición de exportar semillas de teff como un problema. "Es mejor exportar un producto con valor añadido, ya que eso crea más empleo". Mama Fresh da trabajo a más de 100 personas y planea contratar a otras 50 este mismo año. También trabaja con 300 granjeros como suministradores de la semilla. Tessema abrió el negocio en 2003 con 100.000 birr etíopes (unos US$5.000), operando desde una vieja cabaña un poco destartalada. Ahora, su firma logra beneficios de alrededor de 17 millones de birr (US$836.000) y el año pasado el negocio se trasladó a una nueva factoría. Talón de aquiles Pero a pesar de los elogios que han recibido las propiedades nutricionales del teff, existe un inconveniente. "Las cosechas de teff no aportan mucho grano", dice Zerihun Tadele, un investigador etíope en el Instituto de la Ciencia sobre las Plantas en la Universidad de Berna, en Suiza. "Se ha hecho muy poca investigación sobre este cultivo". El rendimiento medio por hectárea de teff en Etiopía es de 1,4 toneladas, que es menos de la mitad de las 3,2 toneladas que se obtienen de variedades modernas de trigo. Tadele espera que, a través de investigación y mejoras en los métodos de cultivo, el rendimiento de una hectárea de teff en Etiopía pueda aumentar a 5 toneladas. Esta mejora tardará en materializarse porque las cosechas de teff más recientes no han crecido al mismo ritmo que lo ha hecho la población de Etiopía, lo que ha hecho que el teff se haya vuelto inaccesible para el bolsillo de muchos etíopes, en especial fuera de Adís Abeba. Sirak-Kebede, una empresaria de origen etíope que vende productos de teff en Londres, dice que esta situación crea un dilema porque "el teff es la espina dorsal de Etiopía". "Un déficit de teff sería como pedirle a los etíopes que dejasen de respirar". Pero al mismo tiempo Sirak-Kebede cree que el gobierno etíope no debería desperdiciar una oportunidad global que podría beneficiar a más de seis millones de agricultores, al tiempo que supondría el ingreso de muy valiosas divisas extranjeras. Sin duda, el gobierno etíope ha tomado nota del ejemplo de la quinua, que se ha popularizado tanto en todo el mundo que mucha gente en los países donde se cultiva, como Perú o Bolivia, ya no pueden comprarla. Si la prohibición de exportar teff se levantase, Sirak-Kebede dice que querría comprar tierras en Etiopía con el fin de cultivar el grano allí para su negocio en Londres. "Siendo de origen etíope, preferiría obtener teff de Etiopía", dice Sirak-Kebede. "¿Quién mejor que un granjero etíope cuando se trata de teff? Su calidad es incomparable".