Como recomendación constante en ciertas familias se suele escuchar que se debe esperar cierto tiempo antes de meterse a bañar cuando previamente se han ingerido alimentos. ¿Mito o verdad? Algunos especialistas coinciden en que más allá de aguardar; por ejemplo, dos horas es necesario tener presentes varias consideraciones.
La respuesta a si es bueno o malo se centra en cómo puede verse afectado el flujo sanguíneo y su relación con la temperatura del agua; sin embargo, en este punto entran choques de opinión. De acuerdo con el portal Livestrong.com, bañarse justo después de comer podría alterar el organismo.
“Cuando consume una comida, la temperatura de su cuerpo aumenta ligeramente a medida que la sangre se mueve hacia sus órganos digestivos (...). Esto ayuda a su cuerpo a digerir los alimentos correctamente, brindándole comodidad y tranquilidad”, dijo el gastroenterólogo estadounidense Peyton Berookim.
¿Influye la temperatura?
Este experto añadió que, cuando se toma una ducha tibia, la posibilidad de elevarse la temperatura corporal es mayor y; en consecuencia, la sangre de los órganos digestivos podría terminarse ‘desviando’. Para Berookim otro tipo de escenarios sí podrían resultar benéficos con menores riesgos.
“Las duchas frías, por el contrario, reducirían la temperatura corporal y no desviarían la sangre de los órganos digestivos”, apuntó el Dr. Berookim. “Las duchas frías en realidad pueden reactivar su metabolismo e incluso pueden ayudarlo a quemar más grasa de la comida que acaba de consumir”, dijo en lo reseñado por Livestrong.com.
A la posición del estadounidense, fija un límite el médico Gonzalo Guerra, consultado por ABC de España. Según él, no es el hecho de comer antes de ducharse lo que puede ser ‘contraproducente’ sino la forma, es decir, si hay un contacto brusco con el agua (más si está fría) la persona podría experimentar un shock.
Si lo anterior ocurre en la casa “ahí no pasa nada porque te mareas y te caes, el problema viene cuando sucede en la piscina o en el mar, que pierdes la conciencia y te ahogas por inmersión”, explicó Guerra al diario europeo. Sobre el proceso digestivo, el especialista aludió a una duración aproximada de cuatro horas, por lo cual cuánto tiempo se espere para bañarse no es lo realmente importante.
¿Cuántas veces hay que lavarse el pelo?
Respecto a la higiene, otro aspecto que también ha centrado discusiones por años es cuán frecuente se debe lavar el cabello. Para este interrogante no es solo una la respuesta, pues son múltiples los factores que determinen la periodicidad en cada persona.
El dermatólogo Anthony Rossi, referido por la cadena internacional CNN, apunta a que la decisión radica en cada quien (pues los extremos no son recomendables). Si un individuo lava su cabello constantemente podría llegar a resecarlo o dejarlo ‘sin vida’; cuando ocurre lo contrario, y pasa mayor tiempo sin aseo, no es inusual que aparezca el mal olor.
Si se intenta llegar a un ‘consenso’ Rossi sugiere que esa limpieza sea entre una y dos veces a la semana. Sin embargo, como ya se dijo, no se trata de números generalizados, pues cuando alguien tiene decoloración no se aconseja más de una vez cada siete días y si el pelo es rizado, podría ser hasta dos veces al mes, según la Academia Estadounidense de Dermatología.
No obstante, Cuídate Plus cita a Aurora Garre, Medical Marketing Manager de ISDIN, para presentar otra posición. Para ella, “lavarse el pelo diariamente no debe suponer un problema si se usan los productos adecuados. Todo depende de las particularidades de cada tipo de cabello”.