El ser humano tiene la capacidad de expresar sus emociones de múltiples maneras, inclusive de reprimirlas cuando siente que no es debido manifestarlas. El llanto es una de las respuestas del organismo ante determinados estímulos, como el dolor, la tristeza, la ira e incluso frente a situaciones de gran felicidad.
Sin embargo, es común que las personas se cuestionen si está bien ser tan sensibles a las situaciones que acontecen en su día a día y si llorar más bien no es un indicio de que algo no está bien. Al respecto, es debido precisar que no es lo mismo llorar con cierta frecuencia que experimentar un episodio de depresión o cualquier otro trastorno que altere la salud mental.
Como explican desde el portal de La Mente es Maravillosa, el llanto es una respuesta natural del ser humano que no es inherente a una circunstancia negativa, tampoco define la fortaleza de una persona. En cambio, es una manera en la que se expresan los sentimientos contenidos en lo profundo, con los beneficios que ello implica.
Según el portal Cuerpo Mente, una de las principales propiedades del llanto es que se encarga de ‘limpiar’ el organismo, tal como se desechan los residuos del cuerpo. Es casi que una forma en la que los individuos se desintoxican.
Entre otras bondades de llorar se lista su efecto para aliviar las tensiones del cuerpo, por las sensaciones y el proceso que ocurre internamente. De acuerdo con el referido portal, el llanto está acompañado por expresiones faciales marcadas y cambios en la respiración.
Suele implicar un mayor esfuerzo resistirse a soltar las lágrimas, mantener el nudo en la garganta que se produce y evitar que las emociones tomen el lugar que ocupan. Como indica la organización sin ánimo de lucro AARP, al llorar el cuerpo experimenta una sensación de bienestar por la carga liberada.
“Llorar también puede hacer que te sientas mejor a corto plazo, gracias a que activa el sistema nervioso parasimpático (SNP), una especie de regulador interno de cómo gasta energía nuestro cuerpo”, explican desde la entidad.
Cabe decir, además, que las lágrimas no solo responden a una cuestión emocional, sino también cumple una función esencial para conservar la salud ocular. Al estar expuestos a la contaminación del ambiente, la suciedad, a las pantallas y otros factores en la cotidianidad, los ojos pueden sufrir diferentes afecciones si no contarán con un mecanismo para limpiarse. Esta es justamente la labor que desempeñan las lágrimas.
Como explican desde el portal La Mente es Maravillosa, este efecto se debe gracias a una enzima contenida en las lágrimas, la cual se encarga de proteger a los ojos de los gérmenes y microorganismos que puedan poner en riesgo la salud de estos órganos.
El llanto es también una manera en la que el individuo se reconoce a sí mismo y comprende su vulnerabilidad, su sensibilidad ante ciertas situaciones y se da la oportunidad de vivir a flor de piel las emociones. Esta es la verdadera fortaleza que se cultiva con el llanto, la autorreflexión.
Igualmente necesario es alertar que cuando el llanto está asociado con un episodio de depresión puede ser un signo de que se requiere ayuda para procesar las emociones, por lo que se sugiere consultar con los especialistas para determinar los factores que desencadenaron este trastorno y el mejor abordaje para fortalecer la inteligencia emocional.
Según define la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, “la depresión clínica es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más”.