Es de conocimiento común que la comida preparada al horno o en la freidora de aire es preferida por los profesionales médicos debido a que se evita el uso de aceites que pueden incluir varios componentes nocivos para la salud como las grasas trans, que ponen en riesgo el bienestar del corazón.
Al respecto, es clave tener en cuenta que los hornos tienen un mayor tamaño y agrupan a un gran número de electrodomésticos que funcionan a partir del gas o la electricidad.
Generalmente, cuentan con un compartimento donde se alojan los alimentos y pueden servir tanto para calentarlos como para cocinarlos.
La freidora de aire, mientras tanto, es un dispositivo que generalmente tiene un tamaño más pequeño y se usa, como su nombre bien lo indica, para freír alimentos usando aire a altas temperaturas. La popularidad de estos electrodomésticos en los últimos años se debe a que sus precios son relativamente accesibles y permiten preparar alimentos que normalmente se depositan en aceite caliente.
De hecho, está especialmente diseñada para darles a los alimentos un sabor y una apariencia similar a la que tendrían si fueran preparados con aceite caliente. La gran ventaja es precisamente esa, que no hay que acudir a los aceites que en ocasiones pueden resultar dañinos para el organismo.
Pero, entonces, ¿es mejor el horno o es preferible usar la freidora? De acuerdo con Jakub Radzikowski, diseñador de educación culinaria del Imperial College de Londres, en Reino Unido, quien fue citado por el medio BBC, las freidoras de aire son “esencialmente lo mismo que un horno con ventilador. Pero es más pequeño y el ventilador suele ser mucho más fuerte”.
El experto, sin embargo, señaló que las freidoras tienen la capacidad de cocinar los alimentos con mayor rapidez debido a su diseño. No obstante, esto no implica que una comida sea más ágil, pues la freidora de aire tiene un espacio relativamente pequeño y requiere cocinar pocas cantidades cada vez.
“Si está cocinando para cuatro o seis personas, no le ahorrará tiempo porque necesitará varias tandas en la freidora”, indicó Radzikowski.
¿Qué es lo más saludable?
“Si se compara con la técnica de sumergir los alimentos en aceite caliente, obviamente es más saludable porque usa menos grasa”, advirtió el experto, refiriéndose a las freidoras de aire. No obstante, señaló que puede ser incluso más sano que cocinar en un horno.
Esto se debe a que la freidora de aire está especialmente diseñada para eliminar la grasa de los alimentos. “Si hay exceso de grasa, se escurrirá hasta el fondo y no la comerás”, anotó y recordó que el compartimento de la freidora de aire generalmente tiene una superficie perforada que permite que estas sustancias caigan.
La BBC, además, hizo un experimento en el que probó cuál de los dos electrodomésticos gastaba menos energía. Para descubrirlo, usaron una freidora de aire y un horno convencional para cocinar una porción de pollo acompañada de papas.
“El pollo tardó unos 35 minutos en cocinarse en el horno, y el medidor me dijo que usé 1,05 kilovatios de electricidad por hora. La freidora tardó 20 minutos y el medidor indicó un uso de 0,43 kilovatios por hora”, aseguró al final del pequeño experimento Simon Hoban, productor del programa Sliced Bread de la BBC.
Los peligros de las grasas trans, según la OMS
Lo que los cocineros y las autoridades sanitarias tienen claro es que el consumo de grasas trans resulta altamente nocivo para el bienestar del organismo.
De hecho, esta semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado para que los países reduzcan estos componentes en la alimentación de sus ciudadanos.
En un reciente informe elaborado por ese ente multilateral se demostró que cerca de 5.000 millones de personas a nivel global no tienen ningún tipo de protección contra el consumo de grasas trans.
La OMS ha advertido que las grasas trans generalmente se encuentran en productos alimenticios que se preparan industrialmente. Por ejemplo, en comidas empacadas, horneadas o que sirven para untar. También es común que estas grasas se encuentren en algunos aceites de cocina.
Según los cálculos de la agencia sanitaria de la ONU, anualmente se reportan alrededor de 500.000 muertes prematuras causadas cada año por enfermedades que afectan el corazón.