La pérdida de la memoria es un problema que muchas veces está asociado con el envejecimiento natural del cuerpo y que produce angustia entre las personas que van acumulando años.
La posibilidad de enfrentarse a un escenario es atendida constantemente por los especialistas que se han encargado de estudiar el comportamiento de la memoria humana con el paso de los años.
Según médicos especialistas del Hospital Casa de Salud en España, la memoria comienza a verse afectada a partir de los 40 años y los primeros síntomas “suelen ser pérdidas aisladas que pueden llevar a la desorientación, despistes, fallo en las palabras o vocabulario, repetir muchas veces las mismas cosas o, simplemente, dejar de cocinar como antes”.
Alma Bueno, experta en enfermedades neurodegenerativas, señaló, según el portal 20miutos.es, que es normal que a esta edad se produzcan perdida de memoria al igual que ocurre con la afectación de algunas facultades físicas; sin embargo, indicó que mientras esto sucede, el cuerpo gana otras facultades.
“Aunque se empiezan a perder facultades a los 40 años, se gana en otras cosas como en vocabulario, en comprensión, en sintetizar las cosas. Hechos que, en la juventud, sería imposible de tener”, explicó Bueno.
La especialista recomienda hacer un chequeo médico si se experimenta algún síntoma y pide que las personas se apoyen en su familia, entorno que, por lo general, es el primero en notar los pequeños cambios.
“La familia es la primera que puede advertir los primeros avisos de pérdida de memoria y en ese momento hay que decidir si es un deterioro cognitivo benigno o considerado normal para la edad del paciente, o si es una transición hacia el alzhéimer”, señaló la experta.
“Aunque todavía no hay cura hoy en día, sí existe tratamiento, ya que los fármacos ralentizan el proceso y la terapia o la estimulación retrasa este deterioro neurodegenerativo. Si estimulamos las neuronas que se van muriendo, el proceso de degeneración se retrasa también”, agregó.
¿Qué es lo primero que olvida una persona con alzhéimer?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo las tareas más sencillas, de acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos.
- Enfermedad de Alzheimer leve: a medida que la enfermedad de Alzheimer avanza, las personas tienen una mayor pérdida de memoria y otras dificultades cognitivas. Los problemas pueden incluir deambular y perderse, tener dificultades para manejar el dinero y pagar facturas, repetir preguntas, demorar más tiempo para completar las tareas diarias normales y sufrir cambios en la personalidad y el comportamiento. Por lo general, se diagnostica a las personas durante esta etapa.
- Enfermedad de Alzheimer moderada: en esta etapa, el daño ocurre en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje, el razonamiento, el pensamiento consciente y el procesamiento sensorial, como la capacidad de detectar correctamente sonidos y olores. La pérdida de memoria y la confusión empeoran, y las personas comienzan a tener problemas para reconocer a sus familiares y amigos. Es posible que no puedan aprender cosas nuevas, realizar tareas de varios pasos como vestirse o enfrentarse a situaciones nuevas. Además, las personas en esta etapa pueden tener alucinaciones, delirios y paranoia, y comportarse de forma impulsiva.
- Enfermedad de Alzheimer grave: en última instancia, las placas y los ovillos se extienden por todo el cerebro, y el tejido cerebral se reduce considerablemente. Las personas con la enfermedad de Alzheimer grave no pueden comunicarse y dependen por completo de otros para su cuidado. Cerca del final de la vida, es posible que la persona pase en cama la mayor parte o todo el tiempo mientras el cuerpo se va deteriorando.
Asimismo, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indica que el alzhéimer suele comenzar después de los 60 años y el riesgo aumenta a medida que la persona envejece, pero el riesgo es mayor si hay personas en la familia que tuvieron la enfermedad.
No obstante, es importante señalar que la enfermedad de Alzheimer no se puede prevenir, pero algunos fármacos pueden ayudar a impedir por un tiempo limitado que los síntomas empeoren.