En diferentes portales de internet se habla de la dieta de la cerveza, una alternativa alimentaria que asegura que se puede perder hasta cinco kilos en un mes con el consumo de 500 mililitros de cerveza a cero grados centígrados al día.
Sin embargo, quienes promueven esta dieta aseguran que funciona si se tienen en cuenta otros factores, como una alimentación saludable y la práctica rutinaria de ejercicio.
Normalmente, el consumo de licor, y específicamente de la cerveza, se relaciona con un aumento de peso o masa corporal. La especialista dietética deportiva Amy Goodson le dijo a la revista Runner’s World que el alcohol puede ser parte de un patrón dietético saludable, pero debe estar dentro de las necesidades calóricas totales de cada persona.
Según la experta, si las personas consumen alcohol regularmente, haciendo o no ejercicio, y no tienen en cuenta las calorías adicionales, pueden ver un aumento de peso y efectos negativos en su cuerpo; por eso, asegura, todo está en entender cuántas calorías se consumen versus cuántas se queman.
En este sentido, la experta afirma que la cerveza es rica en minerales y vitaminas que aportan beneficios que quizás no se conocen y, si se consume con moderación, puede ayudar a reducir el peso.
Además, la cerveza es nutritiva porque contiene un buen número de vitaminas B, específicamente el ácido fólico y un ligero porcentaje de carbohidratos, y uno de sus componentes principales, la cebada, contiene una fibra soluble llamada betaglucano, que ayuda a reducir los niveles de alcohol.
Según el portal Mundo deportivo, la cerveza no aporta una gran cantidad de fibra (0,75 gramos por 330 mililitros), pero se trata de un aporte extra de los 25 gramos de fibra diaria recomendados.
Otros beneficios de la cerveza
Gracias a que se compone en gran medida de agua, la cerveza es clave para evitar la deshidratación, aunque es importante aclarar que en su versión sin alcohol.
Además, gracias a su capacidad de aumentar el nivel de las lipoproteínas que ayudan a eliminar el colesterol de las arterias y llevarlo al hígado, puede ayudar a prevenir los infartos.
Adicionalmente, si una persona consume cerveza regularmente pero no en exceso, reduce el riesgo de sufrir cardiopatías isquémicas y mejora la función cardiaca en general.
Según un estudio de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos, el silicio que está presente en la cerveza ayuda a aumentar la densidad ósea de la cadera entre 3,5 y 4,5 veces más que quienes no consumen la bebida. Por ello, un consumo prudente de la misma puede ayudar a fortalecer los huesos.
Sin embargo, los expertos académicos advierten que debe ser un consumo moderado, porque el consumo excesivo puede ocasionar el efecto contrario, es decir, debilitar la estructura ósea.
Otro estudio realizado por el Instituto del Frío del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIV) concluyó que beber cerveza moderadamente durante un mes ayuda a mejorar el sistema inmunológico y tiene mejores resultados en mujeres que en hombres.
La cerveza también contribuye a prevenir el alzheimer. Así lo concluyó un informe de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial y el Centro de Información Cerveza y Salud.
Según el reporte, elementos como el silicio, el magnesio o el fósforo, presentes en la cerveza, ayudan a disminuir los riesgos de las enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer.
Finalmente, la cerveza es un aliado clave contra el envejecimiento. Gracias a su alto contenido de antioxidantes, la bebida ayuda a reducir los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento.
Sin embargo, vale la pena aclarar que todos estos beneficios son óptimos en la medida en que el consumo sea moderado.