La espinaca, proveniente de la familia amarantácea, al momento de su consumo le aporta grandes beneficios y nutrientes al organismo debido a la presencia de fitoquímicos que son bien recibidos por el cuerpo humano. Son comestibles, grandes y de un color verde que llama la atención entre las personas.
Esta verdura, considerada como un superalimento, ha sido utilizada por varias culturas como un ingrediente ultra saludable a lo largo de la historia, en especial, en las cocinas del Mediterráneo, Medio Oriente y Sudeste Asiático.
Medical News Today afirma que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) indica que una porción de 100 gramos de espinacas contiene 28,1 microgramos de vitamina C, el 34 % de la recomendación diaria.
De hecho, la espinaca se convierte en un vegetal ideal para prevenir distintas afecciones, entre ellas, proteger el corazón y disminuir la tensión arterial. Según explica el portal de la Escuela de Salud de Harvard, “los mejores alimentos para el cerebro son aquellos que también protegen el corazón y las arterias”, por lo que mantener una alimentación con las espinacas “es una de las bases para ayudar a prevenir el declive cognitivo. Estas aportan nutrientes clave como la vitamina K, la luteína, los folatos o el betacaroteno.”
A su vez, la Fundación Española del Corazón (FEC) recomienda el consumo moderado de la misma para prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que un estudio ha demostrado que la ingesta de espinacas ayuda a reducir la presión arterial.
Su alto contenido de oxalato, que se adhiere al calcio y magnesio dietético, es necesario para el metabolismo de la energía, el mantenimiento de la función de los músculos y nervios, el ritmo cardíaco, y un sistema inmunitario saludable.
Lo anterior lo reafirma un estudio citado por la FEC, donde investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, demostraron que “los nitratos inorgánicos, presentes en las verduras como las espinacas, tras entrar en contacto con las bacterias bucales producen óxido nítrico”, el cual tiene “un efecto vasodilatador en las arterias, lo que ayuda a abrirlas y por lo tanto mejora su función, y contribuye al control de la presión arterial”.
Existen numerosas formas de consumir la espinaca. Una de ellas es ingerirla totalmente cruda con un respectivo lavado antes de ser consumida. De igual manera, también puede ser cocinada para incluirla en sopas, ensaladas o guisados. Por último, esta hortaliza puede prepararse por medio de batidos o bebidas naturales que muchas veces son utilizadas para tratar los problemas digestivos.
Pese a los grandes beneficios y propiedades que posee la espinaca, el FEC advirtió que esta hortaliza no debe ser usada como tratamiento, sino más como una medida de prevención, sobre todo en personas que padezcan hipertensión arterial.
“Es importante destacar que las personas que padezcan hipertensión arterial sigan tomando su medicación de forma normal, ya que el consumo de espinacas no es un tratamiento, sino una medida de prevención. Lo que sí es importante es mantener unos hábitos de vida cardiosaludables que incluyan el seguimiento de una dieta rica en frutas y verduras, la práctica de ejercicio y evitar hábitos nocivos como el tabaquismo”, precisó la Dra. Regina Dalmau, miembro de la SEC y cardióloga de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital La Paz, de Madrid.
Lo ideal, según algunos expertos, es que para potenciar los aportes saludables de la espinaca, ésta se incorpore a una dieta equilibrada y la práctica regular de actividad física. Sin embargo, es importante tener claro que este alimento no es conveniente para personas propensas a los cálculos renales, gota o artritis, ya que los oxalatos que contiene pueden favorecer estas afecciones.
Adicionalmente, para sus preparaciones es posible combinarla con otros vegetales y frutas como naranja, plátano, piña, manzana, zanahoria y apio. También es viable sacar provecho de sus vitaminas y nutrientes agregándola a ensaladas, guisos, sopas y hasta en sánduches.