Para millones de personas en el mundo, tomar una taza de café antes del desayuno o de emprender la jornada diaria es una rutina que tiene efectos positivos.
Los especialistas han advertido que el café cuenta con cafeína, que es un estimulante que nos ayuda a estar más despiertos, activos e incluso quizá concentrados a lo largo del día.
Y aunque muchos defienden ese consumo en la mañana, hay otros que lo consideran nocivo para la salud. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Viena y cuyo resultado fue publicado por el portal Saber vivir de TVE.
De acuerdo con ese análisis, se constató que, “al ser una bebida amarga, el café estimula la producción de ácido estomacal. Se sospecha que esto podría aumentar el riesgo de úlcera, reflujos gástricos, indigestión o el síndrome del intestino irritable”.
Sin embargo, de acuerdo con la publicación, los investigadores no observaron indicios de que fuera más perjudicial. Otro estudio, de la Universidad de Leipzig, en Alemania, no encontró conexión alguna con esos síntomas.
“Lo que sí se ha confirmado es que hay personas especialmente sensibles a la cafeína y que muestran algún tipo de trastorno cuando lo consumen. Sin embargo, son síntomas que se manifiestan tanto cuando lo toman en ayunas como después de comer. Y lo lógico es que no tomen café en ningún caso”, destacó.
Ante esas diferencias, un grupo de científicos españoles y portugueses realizaron otro estudio en el que se analizó si el efecto despertador que se le atribuye al café está relacionado con la cafeína o “si se trata de la mera experiencia de tomar café”.
Los resultados de análisis publicados en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, determinaron que tomar esta bebida activa “zonas del cerebro que hacen que uno se sienta más alerta, pero no las zonas del cerebro que afectan a la memoria de trabajo y al comportamiento orientado a objetivos”.
En ese sentido, el profesor de la Universidad de Minho en Portugal, Nuno Sousa “existe la expectativa común de que el café aumenta el estado de alerta y el funcionamiento psicomotor”.
Explicó que, por esa razón, se realizó el estudio con el objetivo de comprender mejor los mecanismos subyacentes a este fenómeno biológico, explorar los factores que pueden modularlo y determinar los beneficios potenciales.
Para el análisis se estudió a un grupo de personas, que bebían un mínimo de una taza de café al día. Se les pidió abstenerse de comer o tomar bebidas con cafeína durante al menos tres horas antes de iniciarse el análisis.
Se les realizaron dos escáneres de resonancia magnética funcional breves: uno antes y otros 30 minutos después de tomar cafeína o de beber una taza de café normalizada.
El objetivo era mostrar, con el uso de la resonancia magnética, “que las personas que bebían café tenían una mayor integración de las redes vinculadas a la corteza prefrontal, asociada a la memoria ejecutiva, y la red de modo por defecto, implicada en los procesos de introspección y autorreflexión”.
Se determinó “que la conectividad de la red de modo por defecto disminuía tanto después de tomar café como después de tomar cafeína, lo que indica que consumir cafeína o café hacía que las personas estuvieran más preparadas para pasar del descanso al trabajo en las tareas”.
“Tomar café también aumentó la conectividad en la red visual superior y la red de control ejecutivo derecha, partes del cerebro que intervienen en la memoria de trabajo, el control cognitivo y el comportamiento dirigido a objetivos”, indicó el experto.
Por su parte, la experta de la Universidad Jaume I y primera autora del estudio, María Picó-Pérez, se refirió a los efectos neuroquímicos del consumo del café.
“El consumo agudo de café disminuyó la conectividad funcional entre regiones cerebrales de la red de modo por defecto, una red que se asocia a procesos autorreferenciales cuando los participantes están en reposo”, señaló.
Añadió que “la conectividad funcional también disminuyó entre las redes somatosensoriales/motoras y el córtex prefrontal, y la conectividad en regiones de la red visual superior y de la red de control ejecutivo derecha aumentó tras tomar café”.
“Los sujetos estaban más preparados para la acción y alerta a los estímulos externos después de tomar café”, señaló.
La investigación determinó que existen algunos efectos del café particulares, como el sabor o el olor, que le permiten al cerebro asociar esa expectativa psicológica al consumo de café y no necesariamente asociarlos con la cafeína.
Por ello, tomar café sin cafeína podría tener efectos positivos, ya que puede ser una gran fuente de antioxidantes, que podrían ayudar a la reducción del riesgo de contraer enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 o cáncer.