El dolor en el pie se puede sentir en cualquiera de sus partes, como el talón, el arco, el empeine, la planta o los dedos. Esta dolencia, por lo general, se da como consecuencia del envejecimiento, permanecer de pie durante largos periodos, tener sobrepeso, tener una deformidad en el pie, lesiones, usar zapatos con poca o nula amortiguación, caminar demasiado o haber sufrido un trauma, según explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline Plus.
Dicha molestia también se puede presentar cuando la banda gruesa de tejido en la planta del pie (fascia) se estira o se sobrecarga demasiado, causando inflamación. Esto puede ser doloroso y hacer más difícil el movimiento al caminar.
Otros de los posibles factores pueden estar relacionados con enfermedades como la artritis o gota, fracturas óseas, juanetes, callosidades, dedos en martillo, arcos caídos o pie plano, neuroma de Morton, daño nerviosos como consecuencia de enfermedades como la diabetes y fascitis plantar.
En caso de presentar dolor en los pies, en primer lugar, es recomendable acudir a un especialista médico para determinar si dicha molestia realmente corresponde a un escenario de fascitis plantar. Una vez se haya recibido un diagnóstico, el siguiente paso consiste en iniciar el tratamiento adecuado.
No obstante, la molestia en los pies también podría obedecer a la carencia de vitamina D en el organismo, toda vez que esta ayuda al cuerpo a absorber el calcio, mineral necesario para la formación de los huesos. En ese sentido, si una persona no consume suficiente calcio en su dieta o si el cuerpo no absorbe suficiente calcio a causa de una deficiencia de vitamina D, la producción de hueso y los tejidos óseos puede verse afectada negativamente.
“Las personas con niveles crónicamente bajos de vitamina D tienen más probabilidades de tener baja densidad ósea y es más probable que experimenten roturas o fracturas. Los investigadores también han relacionado los niveles bajos de vitamina D con los huesos rotos del pie o el tobillo. Además, la investigación sugiere que los huesos rotos tienen menos probabilidades de curarse sin la vitamina D adecuada”, señala el Instituto Valenciano del Pie.
Los factores que aumentan el riesgo de tener niveles bajos de vitamina D incluyen una baja ingesta dietética y una baja exposición al sol, que a menudo ocurre en climas más fríos y durante los meses de invierno.
Así mismo, las mujeres, las personas mayores y las personas de piel más oscura tienen más probabilidades de tener niveles bajos de vitamina D. “Algunas afecciones asociadas con niveles bajos de vitamina D incluyen sobrepeso, insuficiencia renal, insuficiencia hepática, síndromes de mala absorción dietética y problemas de paratiroides”, agregó el instituto.
Los hábitos como fumar y tomar ciertos medicamentos, como esteroides orales y algunos medicamentos anticonvulsivos, pueden causar niveles bajos de vitamina D. También existen algunos trastornos genéticos que causan niveles bajos de vitamina D.
Teniendo en cuenta la relación entre vitamina D y calcio, resulta indispensable incorporarlos en la dieta o como suplemento -según recomiende un especialista médico-. El objetivo principal es conservar y fortalecer la salud de los huesos de los pies.
La cantidad exacta de calcio que el cuerpo necesita depende de la edad del sujeto y de otros factores. Los niños y adolescentes en etapa de crecimiento, por ejemplo, necesitan más calcio que los adultos jóvenes. Por su parte, los adultos mayores necesitan grandes cantidades de calcio para prevenir la osteoporosis.
La vitamina D se encuentra de modo natural solo en la grasa de ciertos productos animales. Los huevos, el queso, la leche y la mantequilla también son buenas fuentes en dietas normales. La carne y el pescado contribuyen en cantidades pequeñas y los cereales, hortalizas y frutas no tienen vitamina D.