Una situación simple como tropezarse o resbalarse en un piso mojado puede cambiar la vida de una persona. Cuando estos accidentes ocurren se corre el riesgo de fracturarse un hueso y los adultos mayores son los más expuestos a esta situación.
Si bien todas las personas enfrentan la posibilidad de sufrir una fractura ósea, cuando la edad avanza esta probabilidad aumenta de manera significativa. La osteoporosis o pérdida de densidad ósea es la base fundamental del problema.
“El proceso natural de envejecimiento y el aumento de la esperanza de vida hacen que con el tiempo se pierda agilidad, fuerza y sentido del equilibrio, a lo que hay que unir la pérdida de agudeza visual por patologías como las cataratas o la degeneración macular. Todo ello se traduce en un aumento considerable del riesgo de caídas, mientras que la fragilidad ósea determina el riesgo de sufrir una fractura”, precisa información de la compañía Sanitas, de España, en su página web.
Es por estas razones que entre un 5 y un 10 % de las caídas que sufren las personas mayores tienen como resultado una fractura ósea, especialmente de muñeca, hombro y cadera o cabeza del fémur, que suelen ser los puntos de impacto habituales, precisa la citada fuente.
Una de las mejores formas de fortalecer los huesos y tratar de evitar estas complicaciones es con la ingesta de una alimentación adecuada que le permita al organismo obtener los nutrientes que requiere para su normal funcionamiento.
La importancia de la vitamina D
Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos, consumir suficiente calcio y vitamina D contribuye a mantener los huesos fuertes.
Esta vitamina le ayuda al cuerpo a absorber el mencionado mineral que es uno de los principales elementos que constituyen los huesos. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos asegura que la deficiencia de esta es posible que cause enfermedades como la osteoporosis o el raquitismo. Adicionalmente, juega un papel determinante en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario.
La mencionada institución asegura que una persona puede obtener vitamina D de tres maneras: a través de la piel, de la dieta y de suplementos. El cuerpo forma este nutriente naturalmente después de la exposición al sol, pero es importante hacerlo con moderación para evitar el envejecimiento y el cáncer de la piel, por lo que muchas personas tratan de obtener su vitamina D de otras fuentes.
Por ejemplo, los alimentos ricos en la misma incluyen yemas de huevo, pescado de agua salada e hígado. Otros productos, como la leche y el cereal, muchas veces están enriquecidos con la mencionada vitamina.
La citada fuente asegura que quienes pueden necesitar más vitamina D incluyen:
- Personas mayores
- Bebés amamantado
- Personas de piel oscura
- Personas con ciertas afecciones como enfermedades del hígado, fibrosis quística y enfermedad de Crohn
- Personas que tienen obesidad o las que han tenido una cirugía de derivación gástrica
¿Cómo proteger los huesos?
Además de la ingesta de alimentos que ayuden con la vitamina D, la actividad física también es importante. Los expertos recomiendan hacer por lo menos 150 minutos por semana de ejercicio físico.
Otras maneras de mantener la salud de los huesos son dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol pues, según el Instituto Nacional sobre Envejecimiento, estos dos productos pueden disminuir la masa ósea y aumentar la probabilidad de fracturas.
También es clave mantener un peso saludable. Tener bajo peso o sobrepeso aumenta el riesgo de sufrir pérdidas óseas y fracturas de huesos.
Todo esto ayudará a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se debiliten y sean más propensos a fracturarse. Para las personas con esta afección, incluso una caída pequeña resulta muy peligrosa.
Los huesos son considerados tejido vivo que se desgasta y reemplaza constantemente. A lo largo de la vida el cuerpo equilibra esta pérdida, creando tejido nuevo. La mayor masa ósea en cuanto a tamaño y fuerza se alcanza aproximadamente a los 30 años de edad. Después de esta etapa se comienza a disminuir la densidad de la misma.
La densidad ósea depende de diversos factores que involucran la participación de ciertos minerales como el calcio y el fósforo. Además de ello, la intervención de la conocida vitamina D.