La piel es el órgano más grande del cuerpo y requiere un cuidado especial, pues con el pasar del tiempo se pierde elasticidad y se empiezan a formar arrugas.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que si bien la genética es la que determina principalmente la estructura y la textura de la piel, la exposición solar es una de las causas principales de la aparición de arrugas, en especial, en las personas de piel clara, pero los contaminantes y el tabaquismo también contribuyen a la aparición de arrugas.
De hecho, hay que señalar que el orden en el que aparecen las arrugas, según la edad, es:
- 25 años: arrugas finas frontales y en los pliegues nasales.
- 30 años: se acentúan las arrugas mencionadas y aparecen nuevas arrugas finas en el párpado inferior y en las sienes (patas de gallo).
- 35 años: se intensifican las arrugas mencionadas y aparecen las arrugas delante de las orejas.
- 40 años: aparecen las arrugas cervicales (en el cuello) y se acentúan las anteriores.
- 45 años: las arrugas del cuello se unen con las de las orejas y se acentúan las arrugas suborbitarias.
- 50 años: aparecen las arrugas de las manos y se intensifican las del dorso de la nariz, el lóbulo de la oreja y el mentón.
- 55 años: se extienden las arrugas desde el lóbulo de la oreja y el mentón hasta el labio superior.
- 60 años: aparecen las arrugas en los labios superiores.
- 70 años: se profundizan las arrugas ya mencionadas.
Ahora bien, pese a que las arrugas se pueden prevenir, no se pueden evitar y por ello, para prevenirlas, la piel debe tener un cuidado especial y el diario español Mundo Deportivo reveló, en su sección de belleza, que la vitamina recomendada para restaurar la elasticidad de la piel y eliminar las arrugas es la C, ya que “actúa como un potente antioxidante que neutraliza los radicales libres que ocasionan el estrés oxidativo en la piel, el cual se traduce como envejecimiento prematuro”.
Por ello, es importante consumir este nutriente, pero las cantidades diarias dependen de la edad y el sexo, y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés) puntualizaron que las recomendaciones promedio son:
- Bebés hasta los 6 meses de edad: 40 mg
- Bebés de 7 a 12 meses de edad: 50 mg
- Niños de 1 a 3 años: 15 mg
- Niños de 4 a 8 años: 25 mg
- Niños de 9 a 13 años: 45 mg
- Adolescentes (varones) de 14 a 18 años: 75 mg
- Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años: 65 mg
- Adultos (hombres) 90 mg Adultos (mujeres): 75 mg
- Adolescentes embarazadas: 80 mg
- Mujeres embarazadas: 85 mg
- Adolescentes en período de lactancia 115: mg
- Mujeres en período de lactancia: 120 mg
Sin embargo, el instituto señaló que si la persona fuma, debe añadir 35 mg a los valores arriba indicados.
Entre tanto, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, indicó que el cuerpo no puede producir la vitamina C por sí solo, ni tampoco la almacena. Por lo tanto, es importante incluir muchos alimentos que contengan esta vitamina en la dieta diaria como, por ejemplo:
- Melón cantalupo.
- Frutas y jugos de cítricos, como las naranjas y toronjas (pomelos).
- Kiwi.
- Mango.
- Papaya.
- Piña.
- Fresas, frambuesas, moras y arándanos.
- Sandía o melón.
- Brócoli, coles de Bruselas y coliflor.
- Pimientos rojos y verdes.
- Espinaca, repollo, nabos verdes y otras verduras de hoja.
- Papa o patata blanca y la dulce (camote).
- Tomates y su jugo.
- Calabaza.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.