Incluir frutas en la dieta diaria es una de las principales recomendaciones de los especialistas. Estos alimentos aportan nutrientes, vitaminas, minerales y fibra. Su consumo permanente ayuda a prevenir diversas enfermedades como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes y la obesidad.
Es por ello que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir por lo menos 400 gramos diarios para obtener sus beneficios. Para la Asociación Americana del Corazón, lo aconsejable es incluir cinco o más porciones de frutas y verduras al día para garantizar el buen funcionamiento del organismo.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la ingesta insuficiente de frutas y verduras es la causa de alrededor del 14 % de las muertes por cáncer gastrointestinal en todo el mundo, del 11 % de los fallecimientos que se generan por cardiopatías isquémicas y del 9 % de los que se registran por accidentes cerebrovasculares.
Dentro del largo listado de opciones que se tienen está la manzana, una fruta con niveles importantes de carotenoides y flavonoides, compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir algunas enfermedades, como la diabetes, cáncer, problemas cardiovasculares y el Alzheimer, según información del portal de salud Tua Saúde.
Es un alimento rico en potasio, un mineral que facilita la eliminación del exceso de sodio del organismo por medio de la orina, favoreciendo así el equilibrio de la presión arterial. “Además, los antioxidantes presentes en la manzana ayudan a mantener las arterias saludables y mejorar su circulación en la sangre, previniendo la hipertensión arterial”, precisa el mencionado sitio web.
Gracias a su riqueza en antioxidantes, la manzana también ayudaría a prevenir el desarrollo de diabetes. Además, son fuente importante de quercetina, un pigmento vegetal que ayuda al organismo a secretar la insulina de manera más eficaz, precisa una publicación del portal AARP, organización estadounidense, que atiende a personas mayores de 50 años.
Adicionalmente, la fibra que contienen ayuda con la digestión de las azúcares de manera más lenta, lo que evita que se generen picos marcados de glucosa. La información de AARP indica que un estudio realizado en el 2017 con unas 500.000 personas en China, concluyó que quienes consumen frutas diariamente —incluidas las manzanas— son un 12 % menos propensos a desarrollar diabetes tipo 2, que aquellas que nunca o casi nunca las ingieren.
La fibra también contribuye a prolongar la saciedad y disminuir el apetito a lo largo del día, promoviendo así a la perdida de peso, por lo que es aconsejable para incluirla en una dieta tendiente a adelgazar, en el marco de una alimentación saludable. Además, es una fruta con bajo índice glucémico.
La cáscara también es buena
Un artículo publicado en la revista Mejor con Salud y escrito por Daniela Echeverri Castro, explica que en la cáscara de la manzana se concentra una gran cantidad de flavonoides y un tipo de fibra conocida como pectina, que ayuda a controlar los niveles elevados de colesterol. Además, contiene quercetina, una sustancia que tiene efecto tónico sobre el corazón y que ayuda a mejorar la circulación.
“Gracias a todo esto, la ingesta de la manzana (con todo y su piel) ayuda a fortalecer el sistema cardiovascular y reducir el riesgo de desarrollo de ciertas enfermedades, tales como la aterosclerosis y el ataque al corazón”, precisa la mencionada fuente.
La cáscara de esta fruta también aporta antioxidantes como la quercetina, la epicatequina y las procianidinas, las cuales contribuyen a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel, que normalmente se genera por la acción de los radicales libres.
Una de las mejores formas de aprovechar los beneficios de esta cáscara es consumirla junto con la fruta. Lo ideal es no pelarla, basta con lavarla y desinfectarla de manera correcta. No obstante, también hay otras formas de usarla. Por ejemplo, en infusión a la cual se le puede agregar canela, limón y miel.