Si bien está más que comprobado que llevar una alimentación balanceada, baja en grasas, en glucosa y rica en antioxidantes, además de hacer ejercicio físico constante, son las principales claves para tener una longevidad prolongada, hay otros factores que también inciden en que las personas vivan más tiempo.
Llevar una vida sin excesos y alejada del estrés son algunas de las claves del estilo de vida que comparten los países, pueblos y personas con máxima supervivencia, como los habitantes de Icaria, una isla griega donde seis de cada diez personas superan los 90 años, principalmente debido al aire fresco, la vida sencilla, la ingesta de verduras, la media hora de siesta diaria y sus paseos por terrenos montañosos.
El profesor de Ciencias Actuariales en la Universidad Carlos III de Madrid José Miguel Rodríguez-Pardo y su colega de la Facultad de Medicina (UCM) Antonio López Farré recogieron esta revelación en el libro Longevidad y envejecimiento en el tercer milenio: nuevas perspectivas, editado por Fundación Mapfre, en España.
Se trata de la filosofía de vida antiaging, la cual consiste en desarrollar distintas pautas para llegar al fin de la vida en “óptimas” condiciones. Esta idea la apunta el catedrático de fisiología y coordinador del Grupo de Investigación Cardiovascular y Metabólica de la UCM Vicente Lahera, quien destaca que mientras la persona aprenda a liderar su propia vida, viviendo al máximo entusiasmo y positivismo, siendo feliz, llegará a la longevidad sin complicaciones.
El planteamiento del investigador Lahera se debe a que este grupo de personas generalmente practican técnicas como el yoga, para mejorar la vida y rebajar el nivel de estrés, además realizan sesiones de meditación o mindfullness, con efectos beneficiosos no solo a nivel fisiológico, sino sobre la expresión génica de factores relacionados con la salud.
Hay teorías que atribuyen el envejecimiento a la oxidación de las células, al progresivo acortamiento de los telómeros (extremos de los cromosomas) y a alteraciones inmunitarias que favorecen las infecciones y las inflamaciones.
Sin embargo, un estudio realizados por investigadores en la comunidad adventista de Loma Linda (California), esencialmente vegetariana por motivos religiosos, y donde vive la mayor proporción de centenarios en Estados Unidos, refiere que la alimentación rica en hortalizas, frutas, legumbres y cereales integrales se ha demostrado como la más eficaz para retardar los procesos de envejecimiento.
El aumento de la longevidad también está marcado por los avances en la medicina, según recoge en un artículo la agencia Europa Press. Así, explican que ahora la medicina es más regenerativa, preventiva y predictiva gracias a que se están utilizando técnicas para reparar órganos y tejidos enfermos, corregir genes e, incluso, modificar el ADN está comenzando a sustituir a los métodos de la medicina tradicional con el objetivo de vivir más y mejor.
Varios estudios, como el realizado por la Universidad de la Academia China de las Ciencias, destacan la importancia de la calidad del agua. Estos indican que el consumo habitual de “aguacálcicomagnésica” se relaciona con una mayor esperanza de vida.
Sobre este punto, la revista digital Cuerpo Mente enfatiza en que este tipo de agua mineral contiene más de 150 mg de calcio por litro y más de 50 mg de magnesio. Ambos minerales fortalecen los sistemas vascular, nervioso y músculo-esquelético.