La lucha contra esos kilos de más que parecen apegarse a la zona del abdomen podría encontrar un aliado en una fuente inesperada: la vitamina D. Un reciente estudio ha arrojado luz sobre una potente relación entre las personas con grasa abdominal y un déficit de esta sustancia en el cuerpo.

La vitamina D, conocida por ser esencial para la salud ósea y protectora contra enfermedades como el cáncer y la diabetes, ahora parece tener un papel clave en la composición corporal. La Sociedad Europea de Endocrinología reveló en uno de sus encuentros en Barcelona los resultados de un estudio en el que participaron alrededor de 7.000 individuos, centrado en la epidemiología de la obesidad en los Países Bajos.

Este estudio presentado por el medio El Confidencial encontró una asociación significativa entre niveles bajos de vitamina D y una mayor acumulación de grasa abdominal. Las personas con los niveles más altos de grasa en la zona del vientre mostraron los niveles más bajos de esta vitamina en su organismo.

La vitamina D ayuda a mantener los huesos fuertes. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Rachida Rafiq, investigadora principal del estudio y miembro del VU University Medical Center de Ámsterdam, destacó la importancia de estos hallazgos:

“Aunque no medimos la deficiencia de vitamina D en nuestro estudio, la fuerte relación entre el aumento de la cantidad de grasa abdominal y los niveles más bajos de vitamina D sugiere que las personas con cinturas más anchas tienen un mayor riesgo de desarrollar esta deficiencia y deberían considerar controlar sus niveles de esta vitamina”.

Este no es el primer estudio que vincula la vitamina D con la grasa corporal. La publicación Medical News Today también respalda la idea de que aumentar la ingesta de vitamina D puede ayudar a reducir la grasa abdominal.

Además, en personas con diabetes tipo 2, niveles insuficientes de esta vitamina pueden interferir con la tolerancia a la insulina y al azúcar en la sangre. Añadir más vitamina D a la dieta, a través de suplementos o alimentos ricos en esta sustancia, podría ser un paso en la dirección correcta para combatir la grasa abdominal.

Bajar de peso debe ser un acto consciente, según expertos. | Foto: Getty Images

Es importante señalar que, aunque los vínculos entre la obesidad y la deficiencia de vitamina D están creciendo, los investigadores enfatizan en la naturaleza observacional de estos estudios y la necesidad de investigaciones más exhaustivas antes de sacar conclusiones definitivas.

La vitamina D es única en su proceso de obtención. Una gran parte proviene de la exposición a la luz solar (aproximadamente el 90 %), mientras que el restante 10 % se adquiere a través de la dieta. Una vez en el cuerpo, la vitamina D sufre dos transformaciones, la primera en el hígado y la segunda en los riñones y otros tejidos, lo que resulta en la hormona activa calcitriol.

Esta hormona desempeña múltiples funciones en el cuerpo, desde regular la absorción de calcio hasta participar en la síntesis de insulina y la contracción cardiaca.

La mejor forma de conseguir vitamina D es con la luz solar. | Foto: Getty Images

Para aquellos que buscan una fuente de vitamina D en su dieta, existen varias opciones ricas en esta sustancia. El salmón, además de su alto contenido proteico, aporta vitaminas del grupo B, A y D, así como minerales como el yodo. Los huevos son otra fuente valiosa de vitamina D, además de contener omega-3 y otras vitaminas y minerales esenciales.

Incluso el zumo de naranja, enriquecido con vitamina D, puede ser una fuente adicional de esta sustancia, además de proporcionar la cantidad diaria recomendada de vitamina C.

Si bien el camino hacia un abdomen más tonificado y saludable es multifacético, la vitamina D podría estar desempeñando un papel más importante de lo que habíamos imaginado.

Sin embargo, es fundamental recordar que el equilibrio nutricional y la actividad física siguen siendo pilares esenciales en la búsqueda de una vida saludable y en la gestión del peso corporal.