El cartílago es un tejido semirrígido cuya función principal es dar soporte a algunas estructuras y órganos. Se considera un tejido de tipo conectivo que recubre las superficies óseas que forman parte de las articulaciones.
Un artículo publicado en la revista Artritis y Reumatología indica que los principales síntomas que advierten sobre posibles daños o lesiones en los cartílagos son, entre otros, dolor en las extremidades al moverse, limitación del movimiento en la zona en la que se presenta dolor, deformidad, inflamación y enrojecimiento.
Normalmente, las zonas más afectadas por los desgastes de los cartílagos son los tobillos, las rodillas, las muñecas, los codos y los hombros.
Son diversas las causas que están detrás de este padecimiento. El portal Mejor con Salud cita una publicación realizada en BioMed Research International, según la cual la edad y el envejecimiento son algunas de las causas del deterioro que sufren los cartílagos.
No obstante, según la mencionada fuente, hay algunos factores de riesgo como las enfermedades degenerativas, la actividad física excesiva, la obesidad, el estrés, la carga de cosas pesadas y la deficiencia de nutrientes en el organismo.
Importancia de los alimentos
La alimentación es determinante a la hora de cuidar los cartílagos y, si bien la dieta por sí sola no puede prevenir los daños que se puedan presentar en estos tejidos, lo cierto es que muchos alimentos poseen nutrientes que contribuyen a protegerlos del desgaste prematuro, las lesiones y ciertas enfermedades que los degeneran, según el portal Mejor con Salud.
En la alimentación diaria es muy importante el consumo de frutas y dentro de las claves están aquellas que contienen vitamina C, la cual es fundamental en los procesos de cicatrización. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos asegura que el cuerpo necesita de esta vitamina para el crecimiento y reparación de tejidos.
Según la citada fuente, es valioso para formar una proteína utilizada para producir la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos; también para sanar heridas y formar tejido cicatricial; reparar y mantener el cartílago, los huesos y los dientes, y ayudar a la absorción del hierro.
El organismo requiere al menos de 75 miligramos diarios de esta vitamina para renovar afecciones del cuerpo. Las frutas ricas en esta vitamina son especialmente las cítricas como el limón, la naranja y el pomelo, pero también melón, kiwi, mango, papaya, piña, fresas, frambuesas, moras, arándanos y sandía. Por su parte, las legumbres, verduras y hortalizas como las lechugas y los pimientos, y las coles, son un aporte importante de esta vitamina.
También se deben incluir en la alimentación las frutas que contienen magnesio, que ayuda en el cuidado de los cartílagos. En el listado de frutas que son fuente de este mineral están los bananos, albaricoques o damascos secos y los aguacates.
Otros alimentos
Otros alimentos que pueden ser determinantes, según la Fundación Británica de Artritis, citada en el artículo de Artritis y Reumatología, son: la cúrcuma, que ayuda a reducir la inflamación; el brócoli; el jengibre, y la gelatina.
También es crucial incluir en la dieta alimentos que contengan vitamina D, que se puede hallar en productos como el hígado de ganado vacuno, la yema de huevo y el queso, y minerales como magnesio, que es clave para proteger los huesos y los cartílagos.
La Biblioteca Nacional de Medicina indica que este mineral se puede encontrar en nueces, arvejas y fríjoles, productos de soya, granos enteros como el arroz integral y la leche.
El aceite de oliva tampoco debe faltar, pues es un producto que puede ayudar a reducir el dolor y la rigidez, gracias a que tiene propiedades antiinflamatorias y es rico en polifenoles y ácido graso omega 3, los cuales tienen características antioxidantes.