El cuidado de la piel hace parte de la rutina de muchas personas en el mundo. Mientras que algunos optan por invertir grandes cuantías de dinero en productos que están en la principales estanterías del mercado o las novedades que anuncian compañías de belleza y de la farmacología, otros optan por las soluciones caseras, bien sea por economizar o por sus propiedades naturales.

Como todo en el mundo, entre gustos no hay disgustos, lo cierto es que lo natural y lo que está a la mano mandan la parada en la actualidad. Los productos cruelty-free, que en sus etiquetas aseguran que no han sido previamente testeados en animales, dando una muestra de sostenibilidad y armonía con el medioambiente, son otro eje que incide en la decisión de los consumidores.

Por lo general, la piel envejece debido a que las células dejan de llevar a cabo su función adecuada. “El primer efecto que se produce, como consecuencia, es la falta de producción de colágeno y otras proteínas (elastina y ácido hialurónico) que conforman la estructura principal de la piel. Todo ello va a conllevar una pérdida de elasticidad y luminosidad de forma progresiva”, indica Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud, Madrid al portal CuídatePlus.

El cuidado de la piel hace parte de la rutina de muchas personas en el mundo. | Foto: Getty Images

No todo se debe a cambios propios del organismo: la piel tiende a envejecer incluso más rápido debido a la exposición solar. El sol es uno de los grandes causantes de la aparición de arrugas y otros cambios de la piel, sobre todo en las personas de piel clara y, por supuesto, afecta las zonas de la piel que suelen estar más expuestas a la luz que irradia esta estrella, como la cara, el cuello, las manos y los antebrazos.

Sin embargo, no toda la culpa se le puede achacar al sol; los contaminantes y el tabaquismo también contribuyen a la aparición de arrugas y cambios que deterioran la piel. Incluso, en los últimos años se ha encontrado que las personas pueden desarrollar arrugas mientras duermen, denominadas arrugas del sueño.

Mantener una piel sana y radiante es el reto que tienen muchos hombres y mujeres en el mundo. Un rostro que luzca esbelto, suave, libre de arrugas y de cualquier otra imperfección no es una tarea fácil pero tampoco imposible de lograr. Así las cosas, una dieta balanceada, cambios en el estilo de vida y algunas rutinas de belleza como masajes, son puntos que se debe considerar poner en práctica si se quiere tener un cutis igual de esbelto al de las mujeres del continente asiático.

El doctor Lawrence Gibson, especialista certificado en dermatología, dermatopatología e inmunodermatología, profesor de dermatología en la Escuela de Medicina de Mayo Clinic y médico especialista del Departamento de Dermatología de esa misma entidad señala que hay una serie de alimentos que ayudan a mantener una piel sana.

Previo a su enumeración, el especialista en dermatología aclara que, si bien “la investigación sobre los mejores alimentos para una piel sana es limitada”, hay algunos alimentos que han demostrado ser benéficos para el órgano más grande que compone al ser humano: “los alimentos con alto contenido de antioxidantes parecen tener un efecto protector para la piel”, asegura.

Entre las frutas que destaca el especialista para el buen cuidado de la piel están los tomates, las zanahorias, los chabacanos –también conocidos como albaricoques–, así como las frutas amarillas y anaranjadas: las naranjas, el banano, la mandarina, la toronja, la papaya, el mango, la maracuyá, entre otras.

Espinacas y otras verduras de hoja verde, las bayas, los fríjoles, guisantes y lentejas, el salmón, la caballa y otros pescados grasos, así como las nueces, también pueden contribuir en el propósito de mantener una piel sana y radiante.

“Por otro lado, algunos alimentos parecen estar asociados con el daño en la piel. Por ejemplo, algunas investigaciones sugieren que una dieta alta en azúcares procesadas o refinadas, u otros carbohidratos y grasas no saludables promueve el envejecimiento de la piel”, advierte el médico especialista del Departamento de Dermatología de Mayo Clinic.