El colesterol es una sustancia cerosa que se encuentra en la sangre y el cuerpo lo necesita para formar células sanas, pero tener altos niveles de colesterol puede aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

De hecho, el colesterol alto puede heredarse, aunque suele ser el resultado de la elección de un estilo de vida poco saludable.

Por su parte, el sistema inmunitario es una red compleja de células, tejidos, órganos y las sustancias que estos producen ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades, según Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Además, el sistema inmunitario defiende el cuerpo contra sustancias que considera dañinas o extrañas y estas sustancias se llaman antígenos, que pueden ser gérmenes como bacterias y virus, o sustancias químicas o toxinas.

Por ello, el portal Mejor con Salud mencona que el té de cebada ayuda a reducir el colesterol y a proteger el sistema inmune, ya que, según el portal, tiene “nutrientes como el magnesio, el potasio, el zinc, el fósforo, la vitamina K, sustancias del complejo B y fibra, entre otros”.

En consecuencia, para obtener los beneficios se deben hervir seis tazas de agua y agregar el jugo de dos con 3/4 taza de cebada perlada. Posteriormente, cuando llegue el punto de ebullición se debe bajar el fuego y esperar 20 minutos, para después agregar la ralladura de dos limones y, si se desea endulzar, se añade miel al gusto.

De todos modos, antes de consumir el alimento, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, existen otros hábitos que reducen el colesterol y ayudan a proteger el sistema inmune como, por ejemplo:

1. Comer alimentos saludables para el corazón: reducir las grasas saturadas, eliminar las grasas trans, comer alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, aumentar la fibra soluble, añadir proteína de suero de leche.

2. Hacer ejercicio: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.

3. Consumir alimentos que contengan vitamina C, ya que ayudan al sistema inmune a defenderse de infecciones y brindan propiedades antioxidantes que protegen las células y los tejidos de tu cuerpo. Por ejemplo, las frutas cítricas como naranjas y pomelos/toronjas y sus jugos, así como pimientos rojos y verdes y kiwi, son ricos en vitamina C, mientras que frutas y verduras, como brócoli, fresas, melón, papas horneadas y tomates también contienen vitamina C.

4. Deja de fumar: A los 20 minutos de haber dejado de fumar, la presión arterial y la frecuencia cardíaca se recuperan del pico inducido por el cigarrillo. A los tres meses de haber dejado de fumar, la circulación sanguínea y la función pulmonar comienzan a mejorar y dentro de un año de haber dejado de fumar, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca es la mitad que el de un fumador.

5. Beber alcohol con moderación: Para los adultos sanos, esto significa hasta una copa por día para las mujeres de todas las edades y para los hombres mayores de 65 años, y hasta dos copas por día para los hombres menores de 65 años.