Como es bien sabido, la alimentación para la especie humana no se reduce a la mera supervivencia en todos los casos, sino que es una cuestión de apreciar los alimentos, de disfrutar de los sabores y de vivir toda una experiencia alrededor de la gastronomía.
A lo largo del día, las personas consumen distintos ingredientes, todos ellos procesados por el cuerpo para obtener los nutrientes que necesita para su correcto funcionamiento. No obstante, no siempre la relación con la comida suele ser en buenos términos, ya que en ocasiones puede poner en riesgo la salud, como sucede con las alergias y las intoxicaciones por alimentos.
De acuerdo con la definición de Mayo Clinic, se entiende por intoxicación alimentaria el malestar producido por el consumo de determinados ingredientes, lo que desencadena una respuesta negativa por parte del organismo, provocando síntomas como mareos, diarrea, vómito, náuseas, deshidratación, entre otros.
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Puesto que es una sintomatología coincidente con otras afecciones, el diagnóstico de una intoxicación alimentaria solo lo puede hacer un profesional de la salud, por medio de la información suministrada por el paciente y los respectivos exámenes de sangre o de materia fecal, así como los análisis que se consideren necesarios para determinar el origen de la afección.
La intoxicación alimentaria puede deberse al mal estado de los alimentos como tal, pero también puede estar relacionada con el modo en que son reservados o preparados para su consumo.
Si bien se trata de un episodio que no pasa a mayores, en ocasiones, un tratamiento inadecuado o la falta del mismo puede conllevar a la muerte. “Debido a una situación de deshidratación, alteraciones electrolíticas, insuficiencia renal, afectación sistémica y shock que, incluso en casos extremos, pueden llegar a ser mortal”, explica Julia Ocón, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, consultada por el portal de salud y bienestar Cuídate Plus.
Debido a este malestar, el organismo tiende a quedar descompensado, en relación con los nutrientes esenciales para su funcionamiento, por lo que resulta preciso tener ciertos cuidados para recuperar la vigorosidad, energía y rendimiento normal del cuerpo. Para ello, es fundamental escoger correctamente los ingredientes de la dieta que seguirá a la intoxicación.
Lo primordial, coinciden los expertos, es procurar consumir abundantes líquidos, para contrarrestar la pérdida derivada de la intoxicación. Por otra parte, se sugiere reducir la ingesta de algunos alimentos, mientras el paciente se mejora del todo.
Según indica el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, una entidad anexa a los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, se aconseja evitar el consumo de leche y sus derivados, disminuir los productos que contengan cafeína y aquellos que sean ricos en grasas o azúcares simples.
En cambio, otros pueden favorecer la recuperación y hacen parte de la famosa ‘dieta blanda’. Como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, hacen parte de este tipo de alimentación ingredientes como las papas, las verduras —preferiblemente cocidas—, las carnes tiernas como el pescado y el pollo, los caldos y las gelatinas.
Al llevar una dieta blanda, es importante masticar con calma los alimentos para no reavivar el malestar y evitar las náuseas mientras se consumen.
Sumado a estas recomendaciones, se sugiere guardar reposo y permitir que el cuerpo se mejore del todo, procurando evitar otros hábitos que irriten al organismo, como el tabaquismo o el alcoholismo.
Ante cualquier problema de salud, lo indicado siempre será consultar al médico de cabecera y seguir el tratamiento que este prescriba. De ninguna manera, este artículo sustituye los consejos entregados por los profesionales de la salud.