El agotamiento emocional emerge como una condición que combina fatiga cognitiva y física, originada por la abrumadora carga de las demandas diarias. Este estado se manifiesta como una reacción a situaciones generadoras de estrés, ansiedad, frustración o tristeza y refleja una respuesta adaptativa del cuerpo. La persistencia prolongada de esta condición puede acarrear repercusiones negativas en términos de bienestar y salud.
Algunos de los síntomas más habituales son los siguientes:
- Apatía.
- Baja autoestima.
- Arrepentimiento.
- Afecciones físicas.
- Aislamiento social.
- Cambios de humor.
- Ausencia de disfrute.
- Dificultad para concentrarse.
- Dificultades para dormir y comer.
Las manifestaciones de estos signos pueden impactar la eficiencia en el trabajo, las interacciones interpersonales, la autoestima y el nivel de contento con la vida. En vista de esto, resulta crucial identificar estos indicios y recurrir a la asesoría de un experto.
¿Qué causa el agotamiento emocional?
El agotamiento emocional puede tener diferentes causas, dependiendo de las circunstancias personales. Algunas de las más frecuentes son las siguientes:
- Exceso de trabajo o de responsabilidades: Tanto en el ámbito laboral como en el familiar y personal, esta situación puede resultar en la insuficiencia de tiempo para dedicarse al descanso y a las actividades de disfrute. Según informa mundopsicologos.com, “la habilidad para establecer límites y determinar prioridades, así como la disposición para delegar responsabilidades o solicitar asistencia, desempeñan un papel crucial en la búsqueda de un equilibrio satisfactorio entre las obligaciones laborales y las actividades de esparcimiento”.
- Falta de apoyo social o de recursos para afrontar los problemas: Sentirse solo, incomprendido o desamparado, lo que aumenta la sensación de vulnerabilidad.
- Autoexigencia o perfeccionismo: La aspiración de realizar cada tarea con excelencia, satisfacer tanto las propias como las expectativas externas, o la incapacidad de aceptar errores o fracasos, constituyen ejemplos de autoexigencia. Este patrón puede dar lugar a una atención excesiva a los detalles, la tendencia a compararnos con otros, la autoevaluación severa y la postergación de tareas debido al temor al fracaso.
- Dificultad para expresar las emociones: Retener, rechazar o eludir nuestras emociones resulta en la acumulación de presión y perturbación emocional. Conforme a una investigación efectuada por la Universidad de Harvard, aquellos individuos que inhiben sus sentimientos enfrentan un 35 % más de riesgo de fallecer prematuramente en comparación con otros.
¿Qué recomiendan los psicólogos?
Los psicólogos pueden ofrecer diferentes estrategias para lidiar con el agotamiento emocional, tanto desde una perspectiva preventiva como terapéutica:
Buscar ayuda profesional cuando sea necesario
Cuando la capacidad de llevar a cabo una rutina diaria se ve comprometida, la salud se resiente o el agotamiento se vincula con condiciones psicológicas adicionales, como la depresión o la ansiedad, es recomendable buscar el apoyo de un experto. El enfoque terapéutico puede abarcar tanto sesiones individuales como grupales, y puede incorporar diversas técnicas como métodos de relajación, terapia cognitivo-conductual, así como enfoques como la terapia de aceptación y compromiso, entre otros.
Identificar y modificar las causas del agotamiento emocional
El portal web mejorconsalud.com aseguró que “resulta fundamental examinar las circunstancias o elementos que desencadenan sentimientos de tensión, ansiedad o incomodidad, con el objetivo de encararlos de manera más eficaz”. Por ejemplo, si la ocupación laboral genera un nivel elevado de estrés, se puede considerar la posibilidad de entablar una conversación con el supervisor para negociar una disminución en las horas de trabajo o en la carga laboral. Adicionalmente, se puede adquirir habilidades de gestión del tiempo y organización, así como practicar la delegación de tareas o solicitar apoyo a compañeros de trabajo.
Fomentar el autocuidado físico y mental
Es posible establecer rutinas cotidianas beneficiosas, tales como garantizar un sueño adecuado, mantener una alimentación balanceada, participar en ejercicios de manera consistente y practicar la meditación. Estas prácticas favorecen la desconexión de las preocupaciones, posibilitan el disfrute del momento presente, contribuyen a elevar el estado de ánimo y fortalecen la autoestima.
Mantener una red de apoyo social
Es beneficioso experimentar la sensación de compañía, comprensión y aprecio. Se puede optar por compartir emociones, ideas y vivencias, solicitando orientación o asistencia en el proceso. Igualmente, resulta aconsejable involucrarse en actividades sociales o de entretenimiento, ya sea saliendo con amigos a tomar algo o inscribiéndose en cursos o programas de voluntariado. La meta principal es expandir el círculo social y fomentar conexiones significativas.