Los pacientes con cáncer recurren a someterse a tratamientos especiales (como quimioterapia) para controlar la enfermedad y tratar de eliminarla. Sin embargo, el cambio de color en la piel y uñas es un factor negativo que muestra el verdadero alcance de la condición.
Con base a la información del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos señalan que el cáncer es una enfermedad en la que las células relacionadas con esta condición se multiplican sin filtro y diseminan por todo el cuerpo.
Es posible que el cáncer comience en cualquier parte del cuerpo humano, formado por billones de células. Las células humanas se forman y se multiplican (mediante un proceso que se llama división celular) para formar células nuevas.
En términos normales, las células, al envejecerse o dañarse, mueren para darle entrada a otras nuevas. Sin embargo, al tener cáncer, este proceso no se sigue correctamente, sino que esas células deterioradas se multiplican en vez de eliminarse. El resultado es la formación de tumores en los tejidos, los cuales pueden terminar siendo cancerosos.
Estos bultos formados en cualquier parte del cuerpo pueden invadir otras zonas y tejidos cercanos. Es por ello que un tumor puede desprenderse hacia otro sitio y formar más bultos. Como tal, estas protuberancias tienden a ser sólidas, salvo los de leucemia (cáncer en la sangre), debido a que estos no forman esa clase de tumores.
Los tratamientos relacionados con el cáncer pueden causar cambios en la tonalidad de piel y uñas, dado que puede ser uno de los varios factores secundarios de esta condición. Cuando los pacientes notan un cambio significativo en el color, puede acontecer por la radioterapia y quimioterapia puestas en marcha. Al momento de notar estas alteraciones, se entiende que el desarrollo de la enfermedad es más grave de lo esperado.
A veces, la radioterapia causa sequedad, descamación, picazón (prurito), enrojecimiento u oscurecimiento en la piel del sitio que recibe radiación. Externamente, la piel parece estar quemada por el sol o hinchada, sumado a la aparición de llagas dolorosas e infecciones.
Por otro lado, con respecto a la quimioterapia, los expertos señalan que en algunos casos este procedimiento puede causar resequedad, picazón o enrojecimiento. De igual forma, puede haber presencia de erupciones leves o aumentar la probabilidad de riesgo por quemaduras, dado que la piel queda frágil.
Algunas personas tienen también cambios en la pigmentación de la piel. A veces, las uñas se ponen oscuras y quebradizas, y hay dolor en las cutículas. También pueden presentarse reacciones relacionadas con la radiación, tales como ampollas o urticaria.
Cuando el tratamiento tiene que ver con el trasplante de células madre, un efecto secundario contraproducente es el desarrollo de la enfermedad de injerto contra huésped (EICH), la cual causa erupciones, ampollas o engrosamiento. Algunos tipos de inmunoterapia causan erupciones graves que a veces son extensas. Esto ocurre principalmente en pacientes con piel seca.
En caso de ser una persona con cáncer y a su vez ser testigo de estos efectos en la piel. Los expertos dan a conocer las siguientes recomendaciones, las cuales no ponen en riesgo la salud ni los resultados del tratamiento cancerígeno.
El primero es usar solo productos recomendados para la piel, tales como jabones suaves. La recomendación es preguntarle a un experto de salud los elementos recomendados, dado que hay que percatarse que no es viable cualquier presentación, sino unas en concreto.
La radioterapia tal vez cause descamación, dolor y humedad en el área de la piel donde recibe el tratamiento. Por lo general, esto pasa en partes de la piel donde hay pliegues, como alrededor de los ojos, en el tórax (pecho) o las nalgas. En ese orden de ideas, otra sugerencia es mantener el cuerpo limpio y seco para impedir infecciones.
De la mano con este punto, los expertos recomiendan emplear cremas o lociones capaces de prevenir la picazón y sequedad. Puede que la piel se infecte, por lo que es necesario tener el aval de un especialista antes de aplicar cualquier cosa.
Por último, también es importante hacerle monitoreo a estos efectos en la piel. Desde la frecuencia en su aparición hasta el dolor generado; toda la información es importante para que los médicos sepan cómo actuar ante esta situación y así hacer modificaciones en el tratamiento cancerígeno.