Muchos temen envejecer. Las arrugas suelen ser uno de los primeros signos del envejecimiento, así como la aparición de las canas, pero la aparición de ambas puede ser retardada.
Por lo general, la piel envejece debido a que las células dejan de llevar a cabo su función adecuada. “El primer efecto que se produce, como consecuencia, es la falta de producción de colágeno y otras proteínas (elastina y ácido hialurónico) que conforman la estructura principal de la piel. Todo ello va a conllevar a una pérdida de elasticidad y luminosidad de forma progresiva”, indica Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid al portal CuídatePlus.
Es de señalar que no todo está en manos de los cambios del organismo, la piel tiende a envejecer incluso más rápido con la exposición solar. De hecho, los expertos apuntan a que este es el principal factor externo causante del envejecimiento.
Por supuesto, hay que tener en cuenta otros factores que inciden en el envejecimiento de la piel, como la contaminación, el estrés, el consumo de tabaco y la alimentación.
“La genética influye en todos los aspectos del organismo, incluido el envejecimiento de la piel. En este caso, dado que existen factores externos de gran importancia que también contribuyen, la genética toma un papel secundario, lo cual no quiere decir que no tenga influencia”, agrega Pedraz.
El consumo de alcohol y tabaco no son buenos para la piel. El dermatólogo señala que las bebidas alcohólicas deshidratan la piel, provocando que esté más expuesta a posibles agresiones externas, mientras que el consumo de tabaco conlleva a un envejecimiento prematuro, toda vez que disminuye el aporte sanguíneo a las células de la piel.
“Ambos hábitos son desaconsejados, en general, y también para las personas que quieren tener una piel sana”, asegura.
La alimentación contribuye en el buen funcionamiento del organismo, por ende, de la piel. Lo ideal es lograr una dieta sana y balanceada —en lo posible bajo la supervisión de un nutricionista— para saber qué productos le hacen bien al organismo.
Al respecto, el dermatólogo recomienda beber agua a diario —incluso si desea en infusiones—, consumir pimentones —que aportan vitaminas C y B6 y betacorenos—, los frutos secos —ricos en vitamina E—, el pescado azul —una fuente de ácido graso omega 3— y chocolate —con grandes aportes en flavonoides y antioxidantes— para tener una piel sana y joven, reseña CuídatePlus.
Javier Martínez, nutricionista del Policlínico HM Moraleja (Madrid, España) y creador del Método Equidieta, le señaló al diario español ABC que el consumo de una dieta rica en antioxidantes naturales es fundamental para reducir la inflamación, reforzar el sistema inmune y prevenir el envejecimiento celular que lo debilita, sobre todo en el caso de los adultos mayores.
La mejor manera de obtener las propiedades antioxidantes es consumiendo en abundancia frutas y verduras frescas, así como semillas y frutos secos.
“Esta forma de alimentarnos hará que nos sintamos mejor, que el organismo esté más fuerte y que la piel tolere mejor el sol. Además, si tomamos alimentos ricos en antioxidantes también garantizamos una buena ingesta de las vitaminas y minerales que necesitamos”, dice la doctora Laura Arranz, profesora en el Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimentación y Gastronomía de la Universidad de Barcelona al medio español.
Los antioxidantes se dividen en tres grandes grupos, conocidos como polifenoles, carotenoides y vitaminas del Grupo C y E. Las moras, los arándanos, las uvas, las manzanas, la cebolla, el aceite de oliva virgen, el té verde y blanco, y el café son ricas en polifenoles.
Entre tanto, en la zanahoria, la naranja, el melocotón, la mandarina, el tomate, la sandía, la papaya, la calabaza, la espinaca y el brócoli abundan los carotenoides, afirma Iñaki Elío, director académico del Grado de Nutrición de la Universidad Europea del Atlántico a el diario ABC.
Entre los alimentos que son ricos en vitamina C se encuentran la naranja, el kiwi, el limón, la papaya, el melón, las fresas, los tomates y verduras como los pimientos, el brócoli y la coliflor. Sobre los que contienen vitamina E, destacan el aceite de oliva, el maíz, la canola y los frutos secos.