Como sucede en la mayoría de procesos del organismo, la alimentación juega un papel determinante cuando una persona ha sido sometida a una cirugía o ha superado una enfermedad.

Los especialistas aseguran que una intervención quirúrgica no finaliza cuando el paciente sale de la sala de cirugía, sino que en ese momento inicia una etapa que es clave para conseguir los resultados finales deseados.

Los cuidados del paciente dependen del tipo de cirugía, de anestesia y características propias de cada persona, es por ello que deben seguirse al pie de la letra las recomendaciones de los especialistas y en este proceso la dieta juega un papel determinante.

Así como hay alimentos que lo ideal es evitarlos para no exponerse a complicaciones, también hay muchos otros que son determinantes no solo en la cicatrización, sino en que el cuerpo recupere las proteínas, minerales y sustancias que pudo haber perdido en el procedimiento.

Por ejemplo, los alimentos ricos en fibra ayudan a estabilizar los procesos digestivos reduciendo el riesgo de estreñimiento, un efecto secundario relativamente común tras realizarse una cirugía. Se puede incluir en la dieta pan integral, frutas, verduras y ciertos cereales ricos en fibra. Además, deben evitarse los alimentos deshidratados o procesados, las carnes rojas y los dulces.

Según información del portal Cirugías Vital, después de una intervención quirúrgica se debe consumir principalmente proteínas, frutas, verduras y granos integrales, los cuales ayudarán a que el organismo obtenga los nutrientes que necesita.

Las comidas ricas en proteínas también son de especial importancia poco después de la operación quirúrgica, dado que estos alimentos ayudan a fortalecer los músculos y otros tejidos corporales. Además, son de gran ayuda para que la cicatrización sea más rápida y efectiva.

En la lista de alimentos se pueden incluir el pollo sin piel, la carne magra de cerdo o de res, el pescado, los huevos enteros o yemas de huevo, las legumbres y los productos lácteos bajos en grasa o sin grasa.

Según el portal Healthline, existen alimentos curativos que ayudan al cuerpo a recuperarse. Entre sus características reducen la inflamación, proporcionan energía para sortear la fatiga, fortalecen el sistema inmune o cicatrizan más rápido las heridas. Estos son algunos de ellos.

Vegetales verdes

De acuerdo con un artículo publicado en el medio digital Business Insider, los vegetales de hoja verde son ideales en estos procesos. Son ricos en nutrientes como vitamina C, ácido fólico, manganeso, magnesio o vitamina A, claves para fortalecer el sistema inmune.

Indica esta fuente, que se pueden incluir en la dieta espinacas, rúcula, acelgas o berros que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Además, la vitamina C que contienen es esencial para aportar en el proceso de cicatrización.

En cuanto a proteínas, los huevos son uno de los alimentos que más las aporta. También son ricos en minerales, grasas insaturadas y vitaminas A y B12, así como zinc, hierro y selenio.

Un huevo mediano aporta 13 gramos de proteína, nutriente que es esencial para curar las heridas, ya que favorece el crecimiento y desarrollo de los tejidos, mejorando la irrigación sanguínea a los mismos, precisa Business Insider.

Los pescados también son clave. El salmón, por ejemplo, es un producto rico en proteínas, vitaminas B, selenio, hierro, zinc y grasas omega-3, claves para cicatrizar heridas, reducir la inflamación y mejorar la respuesta inmune, según lo indica un estudio publicado en la revista médica BMC Cancer.

De igual forma, otros pescados grasos azules, como el arenque, la sardina o la caballa resultan favorables, ya que brindan nutrientes como los ácidos grasos, claves para reducir los niveles de triglicéridos en la sangre y disminuir la presión arterial. También son un alimento esencial para reducir el peligro de trombosis.

El tomate tampoco debe faltar en la alimentación luego de una cirugía, pues es el alimento más rico en licopeno, un carotenoide con efectos antioxidantes, antiinflamatorios y quimioterapéuticos sobre las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y diversos tipos de cáncer. Además, contiene vitaminas C, B, E y A.

Por último, los frutos rojos como fresas, arándanos, frambuesas y moras son clave porque, además de contener importantes cantidades de vitamina C, brindan antocianinas, pigmentos vegetales con efectos antiinflamatorios, antivirales y claves para fortalecer el sistema inmunológico.