El acné es un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Además, causa puntos blancos, puntos negros o granos y es más común entre los adolescentes, aunque afecta a personas de todas las edades y suele aparecer en la cara, la frente, el pecho, la parte superior de la espalda y los hombros, porque estas áreas de la piel tienen la mayor cantidad de glándulas sebáceas.
Adicional, explicó que algunos factores pueden desencadenar o empeorar el acné incluyen:
- Cambios hormonales. Los andrógenos son hormonas que aumentan en los jóvenes durante la pubertad y hacen que las glándulas sebáceas se agranden y produzcan más sebo. Los cambios hormonales durante la madurez, especialmente en las mujeres, también pueden provocar brotes.
- Ciertos medicamentos. Los ejemplos incluyen medicamentos que contienen corticosteroides, testosterona o litio.
- Alimentación. Los estudios indican que el consumo de determinados alimentos puede empeorar el acné.
Por tal razón, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que los alimentos que causan espinillas son:
- “Alimentos ricos en azúcares, como pasteles, galletas, ponquecitos, entre otros.
- Alimentos bajos en fibras, como el arroz blanco, pan, papa sin piel, harina de trigo.
- Leche entera, semidescremada o descremada y sus derivados como quesos y yogures con azúcar.
- Alimentos ricos en grasas saturadas, como carnes grasas, frituras en general, embutidos, comidas rápidas, nuggets, pizzas, lasaña congelada, salsas (ketchup, mayonesa y alioli), snacks, mantequilla, margarina y manteca.
- Chocolate”.
Por su parte, si se padece de acné, Mayo Clinic indica en su portal que tomar suplementos de zinc ayuda, pues se ha demostrado que tomar este nutriente puede ayudar a reducir el acné.
Asimismo, es ideal evitar los agentes irritantes como los cosméticos aceitosos o grasos, los protectores solares, los productos de peluquería o los correctores de acné, ya que estos pueden empeorar la afectación.
De igual manera, indicó que es importante evitar tocar o pellizcar las áreas propensas al acné, pues hacerlo puede provocar más acné o una infección o cicatrices. Adicionalmente, recomendó proteger la piel propensa al acné del contacto con artículos como teléfonos, cascos, cuellos o correas ajustados y mochilas.
También señaló que es bueno bañarse después de realizar actividades agotadoras, porque la grasa y el sudor en la piel pueden provocar brotes.
De otro lado, algunos tratamientos para tratar la afección que pueden resultar útiles, según Mayo Clinic, son:
- “Fototerapia. Se han probado con relativo éxito diversos tratamientos basados en la luz. La mayoría requerirá varias visitas al consultorio del médico. Se necesitan más estudios para determinar el método, la fuente de luz y las dosis ideales.
- Exfoliación química. En este procedimiento se aplica repetidamente una solución química, por ejemplo, ácido salicílico, glicólico o retinoico. Este tratamiento es para el acné leve. Podría mejorar la apariencia de la piel, aunque el cambio no es duradero y, por lo general, es necesario repetir los tratamientos.
- Drenaje y extracción. Es posible que el médico use herramientas especiales para quitar con cuidado los comedones cerrados (o espinillas blancas), los comedones abiertos (o espinillas negras) o los quistes que no se hayan eliminado con los medicamentos tópicos. Esta técnica mejora temporalmente el aspecto de la piel, pero también podría dejar cicatrices.
- Infiltración con esteroides. Las lesiones nodulares y quísticas se pueden tratar mediante la infiltración con esteroides. Esta terapia ha dado como resultado una rápida mejora y disminución del dolor. Los efectos secundarios pueden incluir cambio de color y adelgazamiento de la piel en la zona tratada”.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.