Las contracturas musculares son las lesiones que más sufren los deportistas a lo largo de su carrera activa, sin embargo, todas las personas pueden llegar a padecer estas afecciones físicas por diferentes motivos, así no se esté practicando alguna disciplina ligada al deporte formal o recreativo.

En este sentido, cualquier mal movimiento puede desencadenar en una contractura muscular, un desgarro o un calambre. Y aunque suene muy extraño, hasta durmiendo una persona puede padecer alguno de estos tipos de estiramientos internos de sus tejidos.

Por ello, el portal Art Thai Massage menciona que los hábitos alimenticios están ligados directamente con las contracturas musculares y, a su vez, ofrece recomendaciones sobre qué alimentos se deben comer y cuáles no para evitar este tipo de lesiones.

En primera medida, se advierte que los alimentos ricos en minerales son esenciales para prevenir las contracturas en los músculos. Entre estos nutrientes, figuran el sodio, el potasio, el calcio y el magnesio. De igual manera, es necesario destacar que otra de las principales causas de los estiramientos internos es la deshidratación.

En esta línea, frutas como el plátano, el melón, la chirimoya, uva negra, orejones (albaricoque seco) y las uvas pasas, son fundamentales para evitar las contracturas. Asimismo, para esto también sirven las legumbres como las judías blancas, los garbanzos y las lentejas.

Además, en esta extensa lista también dicen presente verduras como la espinaca, los calabacines, las escarolas, las alcachofas, las acelgas y la lechuga. Y se suman el pescado, las setas, los lácteos, el trigo integral, el jamón y la pechuga de pavo.

Todos estos alimentos son ricos en los minerales mencionados anteriormente y un consumo constante de estos, evita que las personas sufran contracturas musculares, desgarros o calambres. Así que, es necesario que en la dieta diaria estos productos sean incluidos.

Masa muscular l ¿Es bueno aplicar calor o frío para aliviar los músculos?

Para utilizar los beneficios del frío en la reducción de inflamación o dolor muscular es necesario tener una almohadilla fría también llamada cold-pack, esta contiene un gel que al ponerla en el congelador toma la densidad del hielo y es eficaz trasmitiendo las bajas temperaturas.

También se pueden utilizar bolsas de agua congelada, estas producirán el mismo efecto. La idea es aplicar el cold-pack sobre la zona afectada, de esta manera bajará la temperatura local, ayudará a desinflamar y reducir el dolor.

Cabe señalar que la práctica de la crioterapia de cuerpo entero (sumergir el cuerpo en agua con hielo) está prohibida para personas alérgicas al frío, enfermedades cardiovasculares de gravedad, diabetes y enfermedades renales.

En el caso del calor para los músculos, se recomienda utilizarlo en caso de que la molestia esté presente hace más de 3 días. Esta técnica se basa en la dilatación de los vasos sanguíneos, facilitando la el alivio del dolor y la buena circulación de la sangre.

“Se utiliza a una temperatura de entre 34 y 36 grados. Es decir, en el caso de que sufras alguna contractura, rigidez o dolor muscular, la mejor opción es aplicar calor, (siempre después de dejar pasar 48 horas tras la lesión) pues favorece el aporte de sangre y alivia la contractura”, señala Saber Vivir TV en un artículo.

En el caso de tener dolor en el cuello, sería ideal el uso de una manta eléctrica para que dé calor seco a la zona, si el problema es en la espalda, el calor húmedo es la mejor opción. Para ello se puede utilizar un paño de agua caliente, poner en la zona, retirar cuando deje de enviar calor para volver a sumergirlo en agua caliente.