El color de la orina se caracteriza por ser de una tonalidad amarilla. En algunas ocasiones este tono puede variar.

De acuerdo con los expertos de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, los cambios en el color de la orina no significan directamente una afección grave, sino que pueden deberse a colorantes o al consumo de alimentos o productos específicos.

En caso de presentar un cambio en el color, lo ideal es consultar a un doctor para recibir el diagnóstico profesional correcto. Y en caso de que sea una afección, iniciar un tratamiento oportuno.

Color rojo o rosa

No hay que alarmarse sobre el color rojo en la orina. Este aspecto no quiere decir que necesariamente es algo grave. Esto puede deberse a infecciones urinarias, cálculos en los riñones o en la vejiga. Pero solo un doctor es quien puede brindar este diagnóstico. Además, se debe tener en cuenta que este color puede ser causado por el consumo de remolacha o la toma de medicamentos como la rifampicina o fenazopiridina.

Color naranja

Algunos medicamentos como sulfasalazina, fenazopiridina o algunos relacionados con quimioterapias pueden causar un cambio en la orina. No obstante, también puede estar relacionado con afecciones como problemas en el hígado o deshidratación. Lo ideal es consultar a un doctor en caso de presentarla.

Color verde o azul

La orina de color azul o verde puede deberse a los colorantes de algunos alimentos. Asimismo, puede ser causado por medicamentos como amitriptilina, indometacina y el propofol. Lo ideal es consultar a un doctor, pues también puede indicar hipercalcemia benigna hereditaria.

Color café oscuro

Algunos alimentos como las habas o el ruibarbo pueden causar un tono de la orina marrón oscuro. Las personas que toman medicamentos como antipalúdicos cloroquina y primaquina, metocarbamol, entre otros. Aunque también puede indican infecciones urinarias, problemas del hígado o daños renales.

Problemas en la vejiga

Vejiga hiperactiva

La vejiga hiperactiva es una afección de salud que causa necesidad repentina y muy frecuente de orinar, sin que pueda ser controlado fácilmente. Las personas que padecen de esto sienten necesidad de orinar muchas veces en la mañana y en la noche.

Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, menciona algunos de los síntomas que pueden indicar que se tiene vejiga hiperactiva:

  • “Sentir una necesidad urgente y repentina de orinar que es difícil de controlar.
  • Experimentar una pérdida involuntaria de orina inmediatamente después de una necesidad urgente de orinar (incontinencia de urgencia).
  • Orinar con frecuencia, en general, ocho o más veces en un periodo de 24 horas.
  • Despertar más de dos veces en la noche para orinar (nicturia)″.

En caso de presentar estos síntomas es importante consultar a un médico para recibir un diagnóstico profesional e iniciar un tratamiento oportuno. “El doctor puede recetar un remedio que relaje los músculos y los nervios. Estos medicamentos pueden ser pastillas, líquidos o parches. Algunos efectos secundarios de estas medicinas pueden ser ojos y boca secos y estreñimiento”, explica Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

La vejiga hiperactiva ocurre porque los músculos de la vejiga se contraen solos, incluso cuando hay poca orina en la vejiga. Estas contracciones involuntarias son las que causan la necesidad repentina y urgente de orinar.

Infección renal

Esta es un tipo de infección en las vías urinarias. Frecuentemente inicia en la uretra o vejiga, y luego sube hasta a los riñones, según explican los expertos de Mayo Clinic.

Síntomas

Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) señalan que los síntomas de las infecciones renales pueden variar según la edad. Algunos de ellos incluyen:

  • Fiebre.
  • Dolor en la espalda, el costado o la ingle.
  • Náuseas.
  • Vómito.
  • Orina turbia, oscura, con sangre o con mal olor.
  • Micción frecuente y dolorosa.
  • Un niño menor de dos años puede tener solo fiebre alta.
  • Un adulto mayor de 65 años podría no presentar ninguno de los síntomas anteriores. Sin embargo, puede presentar: confusión, alucinaciones y lenguaje enredado.