Un estudio de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, demostró que el calor extremo continuo puede empeorar el deterioro cognitivo entre los grupos vulnerables, en particular los adultos mayores negros y los que viven en barrios pobres.
Julio de 2023 fue el mes más caluroso jamás registrado y muchos países de todo el mundo sufrieron olas de calor sin precedentes durante semanas.
El calor extremo es la principal causa de muertes relacionadas con el clima, cobrándose cada año más vidas que los huracanes, los tornados y los rayos juntos. Los niños pequeños y los mayores son especialmente vulnerables a las enfermedades relacionadas con el calor, como el agotamiento por calor y el golpe de calor.
“Nuestra investigación revela que la exposición acumulada al calor extremo puede minar la salud cognitiva, pero lo hace de forma desigual entre la población”, ha explicado Eunyoung Choi, primera autora del estudio, publicado en la revista científica ‘Journal of Epidemiology and Community Health’.
Estudios recientes sugieren que las altas temperaturas pueden dañar la función cognitiva, pero estos estudios tienden a analizar una instantánea de la cognición de una persona en un único momento tras una breve exposición al calor. Se sabe menos sobre las consecuencias a largo plazo del calor en la salud cognitiva.
Es posible que el deterioro cognitivo no se manifieste inmediatamente después de un único episodio de calor, pero las exposiciones repetidas o prolongadas al calor extremo pueden ser perjudiciales.
“La exposición acumulativa al calor extremo puede desencadenar una cascada de acontecimientos en el cerebro, como daño celular, inflamación y estrés oxidativo, todo lo cual puede agotar la reserva cognitiva”, detalló Virginia Chang, autora principal de la investigación.
Dado que las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas debido al cambio climático y a las islas de calor urbanas, los investigadores trataron de comprender la conexión entre la exposición al calor extremo y el deterioro cognitivo.
Analizaron los datos de casi 9.500 adultos estadounidenses mayores de 52 años encuestados durante un período de 12 años (2006-2018) como parte del Estudio de Salud y Jubilación realizado por el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, que mide la función cognitiva de los participantes a lo largo del tiempo.
Los investigadores también analizaron las medidas socioeconómicas de los barrios donde vivían los participantes. Además, calcularon la exposición acumulada de los participantes al calor extremo (el número de días en los que el índice de calor alcanzó o superó un umbral específico del lugar) durante este periodo de 12 años basándose en los datos históricos de temperatura de la Red Nacional de Seguimiento de la Salud Pública Medioambiental de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
Descubrieron que la alta exposición al calor extremo se asociaba con un deterioro cognitivo más rápido entre los residentes de los barrios pobres, pero no para los de los barrios más ricos.
“Los barrios ricos suelen tener recursos que pueden ayudar en una ola de calor, como espacios verdes bien mantenidos, aire acondicionado y centros de refrigeración. En los barrios desfavorecidos, estos recursos pueden no existir. Otros factores asociados a los barrios desfavorecidos, residentes que sufren estrés crónico, mayor aislamiento social y menos servicios especializados para la salud cognitiva, también podrían estar contribuyendo a esta disparidad”, explicó Haena Lee, coautora del estudio.
Además, la exposición acumulada al calor extremo se asoció con un deterioro cognitivo más rápido entre los adultos mayores negros, pero no entre los adultos mayores blancos o hispanos. El estudio no contó con suficientes participantes de otras razas y etnias para incluirlos en el análisis.
“Una posible explicación de este patrón de hallazgos es que los adultos mayores negros pueden haber experimentado desproporcionadamente desventajas sistémicas a lo largo de sus vidas debido al racismo estructural, la segregación y otras políticas discriminatorias, todo lo cual puede afectar a la reserva cognitiva”, indicó Chang.
*Con información de Europa Press.