Ciertamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado señala que el consumo de carne roja incide en el desarrollo de cáncer colorrectal, sin ser menos relevantes el cáncer de próstata y el cáncer de páncreas.
“El cáncer es la principal causa de muerte en el mundo: en 2020 se atribuyeron a esta enfermedad casi 10 millones de defunciones, es decir, casi una de cada seis de las que se registran”, precisa la organización.
No obstante, la revisión de textos científicos realizada por 22 expertos de la OMS, concluye que la carne procesada tiene una alta relación con el cáncer. Refiriéndose a este tipo de alimento como aquel que pasa por un proceso de transformación, ya sea curado, fermentación, ahumado, entre otros.
“La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre”, se puede leer en el comunicado de prensa del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer.
Es entonces que para los expertos el consumo de por los menos 50 gramos de carne procesada a diario incrementa el riesgo de cáncer hasta en un 18 %.
Por tanto, el salchichón hace parte del grupo de las carnes transformadas que, tal y como lo precisa la Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la OMS al Código Europeo contra el Cáncer, se debe evitar su consumo porque también mantiene el riesgo de cáncer colorrectal, porque no tiene un aporte nutritivo significativo.
Un artículo de Mejor con Salud, escrito por Daniela Echeverri, revisado por el médico, Nelton Abdon Ramos, asegura que la ingesta de embutidos es predilecto en muchas regiones del mundo, por su sabor y precio económico.
Usualmente, estos alimentos son fabricados con “sobras de animales ricos en grasa”, afirma, incluso, tienen químicos agregados, con azúcares, colorantes y otros ingredientes que pretenden darle una apariencia fresca al embutido, y en este caso al salchichón, considerado nocivo para la salud.
Otros componentes de los embutidos
Jarabe de maíz: el NCI asegura que un estudio evidencia las probabilidades del desarrollo de cáncer colorrectal tras la ingesta excesiva de fructosa, que es el principal azúcar que se encuentra de manera natural en la miel y las frutas, entre otros alimentos.
El estudio titulado “La fructosa en la dieta mejora la supervivencia de las células intestinales y la absorción de nutrientes”, liderado por Marcus Goncalves, MD, Ph.D., de Weill Cornell Medicine, entre otros, asegura que no solo la fructosa se ve relacionada con el cáncer, sino también con la obesidad siendo principales causas de muerte en el mundo.
Es de mencionar que en una publicación de la Clínica Mayo se explica que el jarabe de maíz es alto en fructosa presente en las bebidas a sabor a fruta, que al igual que cualquier tipo de azúcar es dañino para la salud, influyendo en el desarrollo de la diabetes tipo II.
Sal: de acuerdo con la OMS, la sal “es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación”; sin embargo, su alto o bajo consumo puede provocar problemas en la salud.
Por ejemplo, el consumo de sodio por debajo de los 5 gramos al día puede disminuir la tensión arterial, explica la entidad internacional, precisando que esto también contribuye en la reducción del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.
Azúcar: el alto consumo de azúcar puede incrementar la glucosa en el torrente sanguíneo generando hiperglucemia, una afección que se relaciona con los pacientes que son diagnosticados con diabetes.
La National Institutes of Health (NIH), asegura que el consumo de azúcar es uno de los factores que más influye en el sobrepeso de una persona.