Los trastornos del sueño pueden afectar el comportamiento y el estado de ánimo de los niños, también alterar las funciones cognitivas, lo que disminuye la atención selectiva y la memoria. Esto puede ocasionar que se pierda el año escolar, así lo aseguró una investigación del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de España.

Más del 25 % de los niños ha experimentado un trastorno de sueño importante en alguna etapa de su vida; estos tienen consecuencias tanto para el paciente como para la familia y por eso es indispensable un manejo adecuado y especializado, por medio de un médico especialista.

Las consecuencias de estos padecimientos se pueden reflejar en los menores en alteraciones de su estado de ánimo, en problemas conductuales, hiperactividad y falta de control de impulsos. A continuación se describen algunos de los trastornos de sueño más usuales en los niños. Cabe mencionar que, si se cree que el menor padece de alguno de ellos, es pertinente buscar ayuda médica de inmediato.

  • Insomnio: según un estudio, el insomnio afecta a un 30 % de los niños entre los seis meses y cinco años de vida. El 5 % de los casos se produce por causas médicas y el otro 25 % es de origen conductual. Este trastorno es más común en niños con patologías psiquiátricas o con autismo.

El insomnio se define como la dificultad reiterada de iniciar o mantener el sueño y la alteración en la calidad del mismo, que ocurre a pesar de aplicar las condiciones óptimas para el sueño. Esto genera consecuencias en el funcionamiento diario del niño y de su familia.

  • Parasomnias: el sonambulismo tiene una prevalencia del 15 % entre los niños con edades entre los 3 y 15 años, las pesadillas entre el 10 % y el 50 % entre niños entre los tres a cinco años, y el menos frecuente es el terror nocturno, con una prevalencia estimada del 1 % al 5 % en niños entre los tres y cuatro años. Este es un trastorno de la conducta o comportamientos anormales que tienen lugar durante el sueño en la transición sueño-vigilia, que pueden llegar a perturbar al menor y se caracteriza por una activación del sistema nervioso vegetativo. En muchos casos, hay evidencia de cierta influencia genética.
Más del 25 % de los niños ha experimentado un trastorno de sueño importante en alguna etapa de su vida. | Foto: Getty Images

El sonambulismo es un episodio en el que, sin ser completamente consciente, el niño puede sentarse, caminar, correr, además de otras conductas aprendidas en vigilia, como abrir puertas cerradas. El menor se encuentra profundamente dormido siendo difícil despertarlo, algo que no se recomienda pues, si se hace, puede presentar amnesia del episodio y confusión. Este episodio ocurre durante las fases de sueño profundo, en la primera mitad del tiempo de sueño.

Los terrores nocturnos son episodios de llanto o grito con expresión de miedo o pánico y van acompañados de taquicardia y sudoración; el menor está profundamente dormido y no recuerda el episodio.

Las pesadillas nocturnas son sueños aterradores que causan miedo y pánico en el menor, llegando a despertarlo. Tras este episodio es usual que el menor recuerde lo sucedido.

  • Síndrome de piernas inquietas: se define como la necesidad irresistible de mover las piernas, asociada a una sensación desagradable y dolorosa que empeora con el reposo y mejora con el movimiento de las piernas. Aparece en la transición vigilia-sueño, dificultando la conciliación del sueño. Pueden desencadenar insomnio, disminución de atención, hiperactividad y somnolencia diurna excesiva.
Son episodios de llanto o grito con expresión de miedo o pánico y van acompañados de taquicardia y sudoración. | Foto: PrettyVectors
  • Síndrome de apnea obstructiva del sueño: se caracteriza por la presencia durante el sueño de episodios de obstrucción total o parcial del flujo aéreo, provocando alteración de la respiración normal durante el sueño, causando despertares durante la noche.
  • Narcolepsia: se caracteriza por una somnolencia excesiva diurna, con episodios de alucinaciones, episodios de parálisis del sueño y un sueño nocturno interrumpido. La somnolencia diurna es el síntoma fundamental y se caracteriza por siestas repetidas o entradas repentinas en sueño durante el día.