Si bien es cierto que dormir es una actividad en la cual el cuerpo se recupera y el cerebro se restaura, los National Institutes of Health (NIH) corroboran esto asegurando, a través del doctor Michael Twery, experto del sueño: “El descanso afecta a casi todos los tejidos de nuestro cuerpo (...), a las hormonas de crecimiento y del estrés, nuestro sistema inmunitario, el apetito, la respiración, la presión arterial y la salud cardiovascular”.
Por esto, dormir poco puede aumentar el riesgo de obesidad, cardiopatías e incluso infecciones. Tal y como lo explican las instituciones de salud, “la frecuencia cardíaca, la frecuencia de respiración y la presión arterial suben y bajan, un proceso que puede ser importante para la salud cardiovascular. Mientras duerme, el cuerpo libera hormonas que ayudan a reparar las células y a controlar el uso de la energía que hace el cuerpo. Estos cambios hormonales pueden afectar su peso corporal”.
Es entonces que, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (MedlinePlus), una persona que duerma poco tiene cambios en su estado de ánimo, en donde destacan la depresión, la ansiedad y la irritabilidad, aumentando el riesgo de:
- Diabetes tipo 2: una enfermedad en la cual las células se resisten a la insulina, pero en palabras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “se debe a una utilización ineficaz de la insulina”.
“Los síntomas pueden ser similares a los de la diabetes de tipo 1, pero a menudo menos intensos. En consecuencia, la enfermedad puede diagnosticarse solo cuando ya tiene varios años de evolución y han aparecido complicaciones”, asegura la OPS.
- Presión arterial alta: es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. De acuerdo con MedlinePlus, dicha presión eleva el riesgo de una enfermedad cardiovascular.
- Accidente cerebrovascular: de acuerdo con la Clínica Mayo, un accidente cerebrovascular ocurre cuando el cerebro deja de recibir sangre y sus células empiezan a morir. Es de tal importancia actuar de manera inmediata para impedir daños mayores en él.
No obstante, de acuerdo con Infomed, el estudio La estructura del cerebro y los mecanismos genéticos relacionados con la asociación no lineal entre la duración del sueño, la cognición y la salud mental, publicado por la revista Nature Aging, halló el número de horas que se debía dormir para mejorar las funciones cognitivas, entre ellas, la memoria.
Todo esto con una base de datos de 500 mil sujetos del Reino Unido, quienes fueron sometidos a pruebas relacionadas con las actividades cerebrales junto con el sueño.
El plan en un inicio tuvo un seguimiento de por lo menos 30 años, en donde los voluntarios eran adultos de una edad promedio de 56,5 años —siendo mayor el número de mujeres—, concluyendo que una persona debe dormir 7.16 horas diarias, ya que descansar muchas horas o pocas puede ser perjudicial para la función cognitiva.
Los riesgos de dormir demasiado
Es entonces que, según Infosalus, investigadores de la Universidad de Bergen (Noruega), con la colaboración de un grupo de estudiantes de Medicina que se encontraban trabajando en un centro de salud, entregaron encuestas a pacientes, preguntándoles por su calidad de sueño y las complicaciones de salud que recientemente habían padecido.
De ahí que determinaron que, de las 1.848 encuestas que obtuvieron, quienes dormían demasiado —incluso poco— aumentaban el riesgo de cualquier tipo de infección. Es decir, quienes aseguraron dormir menos de seis horas tenían un 27 % de probabilidades de desarrollar una complicación de salud, pero los pacientes que dormían más de nueve horas los superaron con un 44 %.
Por esto, la doctora Ingeborg Forthun, quien lideró la investigación, aseguró que en muchas ocasiones los médicos no le dan relevancia al insomnio cuando un paciente llega A sus consultorios. “Tanto los pacientes como los médicos de cabecera deben ser más conscientes de la importancia del sueño, no solo para el bienestar general, sino también para la salud de los pacientes”, puntualizó.