Son muchos los países en los que la costumbre de bañarse es una rutina diaria que, por lo general, se hace en la mañana, antes de salir de la casa rumbo al trabajo, al colegio o a la universidad. Así mismo, esta acción se cumple, casi que, de manera sagrada, para activar el cuerpo para el resto de la jornada y como un hábito de higiene y limpieza.
La frecuencia con la que una persona se baña depende de varios factores, como el nivel de actividad física, el entorno, el tipo de piel y las preferencias personales. Bañarse todos los días puede ser beneficioso para mantener una buena higiene y eliminar la acumulación de suciedad, sudor y bacterias en la piel.
Sin embargo, hay diferentes personas alrededor del mundo que se han cuestionado si bañarse todos los días es realmente efectivo y qué consecuencias podría tener en el cuerpo el no hacerlo a diario. Por lo que se ha podido evidenciar que tener más de un año en 24 horas no sería tan beneficioso como muchos creen.
Bañarse varias veces durante el día no sería saludable, ya que la piel cuenta con una capa protectora de aceite que le da un equilibrio de bacterias buenas, que permiten que el cuerpo esté protegido de la sequedad y de los gérmenes. Por lo que las personas que se bañan dos veces o más diariamente están eliminando esta capa protectora y se encuentran mucho más expuestos a sufrir enfermedades de la piel, a tenerla seca o irritada.
A la hora de elegir la cantidad de veces que una persona se baña, es importante tener en cuenta lo siguiente:
Tipo de piel
Si la persona tiene la piel seca o sensible, bañarse todos los días con agua caliente y productos de limpieza fuertes puede eliminar los aceites naturales de la piel y provocar sequedad. En ese caso, puede considerar tomar baños más cortos y utilizar productos suaves e hidratantes.
Actividad física
Al llevar una rutina de ejercicio intensa o sudar mucho debido al trabajo u otras actividades, puede ser beneficioso bañarse diariamente para eliminar el sudor y mantener una buena higiene.
Condiciones de la piel
En caso de presentar afecciones de la piel, como eccema o dermatitis, es posible que deba seguir las recomendaciones de un dermatólogo en cuanto a la frecuencia y los productos de baño adecuados.
Ambiente y clima
Si la persona vive en un lugar con altos niveles de humedad, calor o contaminación, es posible que prefiera bañarse con más frecuencia para refrescarse y eliminar la acumulación de suciedad y contaminantes en la piel.
Pero en realidad, el riesgo de las duchas no está en el contacto con el agua, sino con los productos de aseo que se emplean en esta rutina, pues la composición química de los diferentes jabones y champús puede alterar el pH natural de la piel, provocando irritaciones y enrojecimientos, y haciendo al organismo más susceptible de presentar alergias.
De acuerdo con el portal ambito.com, “la persona debe escuchar a su cuerpo y adaptar la frecuencia de los baños a las necesidades individuales. Siempre asegurándose de usar productos de limpieza suaves y evitar el uso excesivo de agua caliente, ya que puede secar la piel”. Si tiene dudas sobre la frecuencia adecuada de los baños, debe consultar a un dermatólogo para obtener recomendaciones específicas según el caso.