Encontrar la felicidad es para algunos el objetivo primordial de la vida. Tanto es así, que la búsqueda de esa sensación de bienestar continuo ha motivado varios estudios científicos para desentrañar sus secretos.

Pues bien, una de las investigaciones más conocidas al respecto fue llevada a cabo por científicos de la Universidad de Harvard, que empezaron a medir cómo se comportaba el estado de salud de cerca de 268 estudiantes universitarios en 1938, ad portas del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que acabaron haciendo fue una investigación longitudinal de largo aliento en la que encontraron qué tenían en común las personas que tenían una vida con salud y felicidad. Le llamaron ‘Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard’ y hasta 2017 solo 19 de los sujetos investigados seguían vivos.

Vale decir, sin embargo, que la investigación en su momento tenía ciertas limitaciones, precisamente porque la educación universitaria en los años 30 era bastante elitista: solo entraron en el estudio hombres blancos y, como la universidad aún no admitía mujeres, no se recopilaron datos de ellas.

No obstante, los investigadores decidieron ampliar los alcances del estudio y recopilaron datos de los hijos de los hombres, que sumaron más de 1.300 personas.

“Algunos participantes se convirtieron en exitosos hombres de negocios, médicos, abogados y otros terminaron como esquizofrénicos o alcohólicos, pero no en caminos inevitables”, indicó la Universidad de Harvard a través de su portal de noticias.

“El hallazgo sorprendente es que nuestras relaciones y cuán felices somos en nuestras relaciones tienen una poderosa influencia en nuestra salud”, dijo el psiquiatra Robert Waldinger, director del estudio. “Cuidar tu cuerpo es importante, pero cuidar tus relaciones también es una forma de autocuidado. Esa, creo, es la revelación”, agregó Waldigner.

Tener relaciones sociales de calidad es gran parte de la respuesta

Una de las grandes revelaciones que entregó el estudio apuntaba a que el dinero y la fama no son tan importantes como las relaciones humanas “cercanas”. De acuerdo con los hallazgos de los investigadores, tener el apoyo de otras personas les permitieron a los sujetos ralentizar el deterioro físico y mental del paso del tiempo y resistir las tragedias y las malas noticias.

Tan importantes fueron las relaciones humanas para el estudio, que su presencia en la vida de una persona fue el predictor más importante para determinar la longevidad y la felicidad de los sujetos. Aun por encima de otros factores como la posición social, el coeficiente intelectual y la composición genética.

“Los investigadores también encontraron que la satisfacción conyugal tiene un efecto protector sobre la salud mental de las personas. Parte de un estudio encontró que las personas que tenían matrimonios felices a los 80 años informaron que su estado de ánimo no sufría ni siquiera en los días en que tenían más dolor físico. Aquellos que tenían matrimonios infelices sintieron más dolor emocional y físico”, advirtió la agencia de noticias de la universidad, The Harvard Gazette.

Otra de las grandes conclusiones de la investigación es que las personas solitarias pueden enfrentarse a mayores dificultades. “La soledad mata”, indicó el psiquiatra Waldinger. “Es tan poderoso como fumar o el alcoholismo”, concluyó.

El investigador también aseguró que estas relaciones humanas no tenían que ser necesariamente perfectas para mejorar la calidad de vida de las personas. De hecho, indicó que en ocasiones varias de las parejas que fueron investigadas durante los años decían que discutían seguido. Pero lo importante, explicó Waldinger, era precisamente que las personas sintieran que podían contar con el apoyo de su pareja.

George Vaillan, uno de los investigadores que se unió al estudio en los años 60, ha señalado que hay por lo menos seis factores que son claves para que las personas tengan una vida feliz y plena, mantener “actividad física, la ausencia de abuso de alcohol y tabaquismo, tener mecanismos maduros para afrontar los altibajos de la vida, disfrutar de un peso y una salud saludables y un matrimonio estable”.