La enfermedad de Alzheimer se conoce como un trastorno cerebral que tiene la capacidad de destruir lentamente la memoria y la capacidad de pensar. Con el paso del tiempo este padecimiento puede incidir en la habilidad que tienen las personas para realizar diferentes actividades, así sean muy sencillas.
Los pacientes con esta afección también pueden experimentar cambios en la conducta y su personalidad. El instituto de investigación Mayo Clinic de Estados Unidos, asegura que esta enfermedad es la causa más común de demencia, un deterioro gradual en la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales.
Otras enfermedades y afecciones también pueden ocasionar demencia, pero el Alzheimer es su causa más frecuente en las personas mayores.
Si bien no es fácil saber si una persona puede desarrollar esta afección, el presidente de la Asociación Colombiana de Salud Mental y CEO del Instituto Colombiano de Neurociencias Aplicadas, Miguel Sabogal, le explica a SEMANA que la mejor forma de disminuir la posibilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer es controlando factores de riesgo frecuentes como: tensión arterial alta, colesterol elevado y diabetes.
La hipertensión arterial puede ocasionar que los vasos sanguíneos se dañen dificultando el normal flujo sanguíneo al cerebro; mientras que los niveles altos de azúcar en la sangre también pueden ocasionar inconvenientes muy similares.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, los niveles altos de glucosa, con el tiempo, van dañando los vasos sanguíneos del cerebro que llevan sangre rica en oxígeno y cuando esto ocurre se afectan las células.
Qué se debe hacer para disminuir el riesgo
Sabogal asegura que para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad, además de controlar los tres factores mencionados, es importante la práctica de ejercicio físico de manera regular. “El ejercicio ayuda a que las arterias se mantengan permeables, facilitando el flujo de la sangre”, precisa el especialista.
De gual forma, se debe dormir las horas adecuadas. Lo ideal es que sean mínimo siete en la noche. El experto explica a SEMANA que el cerebro solo se repara con sueño nocturno, pues después de que sale el sol este órgano ya no se recupera.
También es importante la ingesta de una alimentación saludable. Las malas prácticas con las comidas poco sanas afectan las arterias pequeñas. Por esta razón, recomienda evitar el consumo de productos como embutidos, procesados e industrializados como papas fritas y galletas, además de las bebidas con azúcar añadido, pues el ácido de las mismas afecta las neuronas.
Se debe evitar la ingesta de alcohol y de todas las sustancias nocivas para el organismo. A Sabogal le preocupa que las personas cada vez más jóvenes ingieren sustancias tóxicas que afectan el cerebro. “El cerebro se desarrolla hasta los 21 años y el consumo de estos productos lo afecta sin que las personas se den cuenta”.
En su concepto, esto se debe a una falta de educación que les permita a los jóvenes tomar conciencia de las implicaciones que tiene el consumo de estos productos en su salud cerebral.
De otra parte, es importante reducir el consumo de sal para evitar el desarrollo de afecciones como la hipertensión, que es uno de los factores de riesgo más frecuentes para desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Por último y no menos importante, se debe prestar atención a la contaminación ambiental, pues se incrementan los radicales libres, que son sustancias nocivas que se van acumulando en las células, afectando su normal funcionamiento. Esto ocurre con todas las partes del cuerpo y no solo con el cerebro.