El estrés es una reacción natural del organismo pero puede ser un arma de doble filo. Bien administrado ayuda a cumplir tareas y a salir airosos de situaciones amenazantes. Pero cuando no, se convierte en un detonante de varias enfermedades, desde el acné hasta los problemas cardiacos que causan muerte prematura. Por eso, expertos como Paul Spector, profesor de psicología de la Universidad del Sur de la Florida, en Estados Unidos, distinguen entre el estrés bueno y el malo. Charlotte Watts, autora del libro The De-Stress Effect, explica que el estrés comienza ante un inminente peligro o situaciones que requieren una solución. Ante ese estimulo, la glándula del hipotálamo en el cerebro envía señales a las glándulas suprarrenales situadas en la parte alta de los riñones. A partir de allí se empiezan a secretar las llamadas hormonas del estrés, como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, que producen un incremento súbito de la presión arterial y generan un aumento de los niveles de glucosa. Este proceso genera la respuesta automática que todos ya conocen para poder enfrentar una prueba exigente o una amenaza. En el pasado, el hombre primitivo usó este mecanismo para protegerse de los depredadores. Pero hoy el estrés es crónico y se produce por muchas razones como un trabajo exigente, problemas financieros, la muerte de un ser querido o cosas cotidianas como transitar en un tráfico denso. Cuando esa respuesta se da las 24 horas del día el cuerpo se resiente. “El estrés negativo produce tensión en los músculos y eleva la presión arterial ocasionando daños en el revestimiento interno de los vasos sanguíneos”, señaló Spector a SEMANA. Gracias a la psiconeuroinmunología (PNI), un área que explora las interconexiones entre los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino, hoy los expertos saben más sobre los efectos negativos del estrés y su relación con el aumento de riesgo de enfermedades complejas. Estos son algunos de ellos.1. Sistema inmuneDesde luego, el sistema inmunológico es uno de los más afectados por el estrés excesivo. El mismo se divide en dos ramas: una que funciona en el día y se enfoca en defender al organismo de infecciones potenciales como los gérmenes que se adquieren en el medio ambiente, y la segunda opera en las noches y libera células asesinas naturales que combaten invasores encubiertos, como por ejemplo las células cancerígenas. “El estrés crónico puede llevar a sufrir deficiencia del sistema inmune nocturno, crucial para protegerse del cáncer”, afirma Angela Clow, profesora de psicofisiología en la Universidad de Westminster, Reino Unido.2. CáncerUna investigación reciente hecha por científicos australianos reveló que los altos niveles de estrés pueden aumentar hasta seis veces la velocidad de expansión de las células cancerígenas por el cuerpo. Pero no solo puede incrementar las posibilidades de que una persona desarrolle algún tumor, sino que disminuye el éxito del tratamiento. Un estudio publicado en la revista Integrated Cancer Therapy encontró que el exceso de cortisol era el biomarcador más común en pacientes con cáncer de seno que tenían menos tasa de supervivencia. “No se puede señalar que el estrés causa cáncer, pero sí puede disminuir la recuperación e incrementar la progresión de la enfermedad”, afirma Clow.3. CerebroEl estrés crónico también puede ser un factor de riesgo. Científicos del Centro de Investigación de Alzhéimer en el Reino Unido han realizado estudios en los que han encontrado pacientes de ese mal con mayores niveles de cortisol en la sangre. Esto puede causar con el tiempo un daño en el hipocampo, el área del cerebro relacionada con la memoria que es una de las primeras afectadas por esta enfermedad.4. CorazónEl estrés produce placas ateroescleróticas, que obstruyen las arterias y aumentan el riesgo de ataque cardiaco. De hecho, un grupo de investigadores en Alemania encontró recientemente que las personas expuestas al ruido del tráfico en la ciudad están en mayor riesgo de sufrir ataque cardiaco debido a los altos niveles de estrés que esto les produce.5. SobrepesoUno de los síntomas más comunes del estrés es sentir mucho apetito por comidas ricas en grasa o azúcar. Los altos niveles de cortisol afectan la transmisión de dopamina, neurotransmisor relacionado con el sistema de recompensa en el cerebro. “Esto hace que seamos más vulnerables a buscar recompensas comiendo en exceso y a que suframos de muchos antojos”, dice Valeria Mondelli, conferencista de medicina psicológica en el King’s College de Londres.6. Sistema digestivoEl sistema nervioso controla directamente la digestión. Por eso cuando alguien padece de estrés crónico puede sufrir problemas digestivos debido a que el flujo de sangre en dicha zona disminuye, lo cual afecta las contracciones de los órganos en esa zona y disminuye las secreciones necesarias para digerir bien los alimentos. El estrés también puede ocasionar inflamación en los intestinos y hacer más susceptibles a las personas de padecer infecciones. “El afectado puede sufrir espasmos en el esófago, sentir acidez estomacal y náuseas. Además, la reacción del colon ante esto puede manifestarse con estreñimiento o diarrea”, afirma Kenneth Koch, profesor de medicina y gastroenterología en el Centro Médico de Digestión en la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, Estados Unidos.7. Grasas en la sangreEl cortisol también inhibe la descomposición y el metabolismo de la grasa, y provoca sobrepeso u obesidad. “La forma en que la grasa se distribuye por el cuerpo parece estar relacionada con la manera en que cada persona responde al estrés”, afirma Leigh Gibson, conferencista sobre psicología y fisiología en la Universidad de Roehampton, Inglaterra. Gibson señala que las personas que se adaptan mejor al estrés son menos propensas a tener grasa visceral, la que envuelve los órganos internos como el hígado, el páncreas y los riñones, y se relaciona con el aumento del riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.8. PielEl estrés también puede causar deterioros en la piel o enfermedades como los eccemas y la psoriasis. Las espinillas o la caída de la piel son un síntoma frecuente. “El cerebro está conectado por medio de los nervios a la piel, así que cuando hay estrés se secretan químicos en esta zona que pueden ser provocar inflamaciones y brotes”, afirma Anthony Bewley, dermatólogo del Barts Hospital Trust, en Londres.Cómo combatirloDesconéctese. Hacer al menos diez minutos de meditación al día o simplemente acostarse y respirar profunda y lentamente puede ayudar a reducir los niveles del estrés crónico. Se recomienda practicar la meditación mindfulness.Mueva el esqueleto. El ejercicio disminuye los efectos inmediatos del estrés, pues ayuda a disipar estas hormonas y también a reducirlas con el tiempo. Es recomendable hacer 20 o 30 minutos de actividad física como caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar o trotar durante cinco días a la semana.Haga estiramientos. La gente que hace yoga ha demostrado tener altos niveles de gaba en el cerebro, un químico esencial para calmarse. Pero cualquier tipo de ejercicio donde se estiren los músculos y los huesos sirve para sentir tranquilidad. Tome magnesio. Consumir fríjoles, avena y banano sirve para obtener este mineral. Se recomienda una dosis de 400 miligramos al día para ayudar a relajar el cuerpo e incluso a calmar los síntomas de depresión