Al escribir la palabra estrés en Google, en menos de 0,55 segundos el buscador arroja más de 64 millones de resultados. La cifra aumenta a 1.290 millones si se anota en inglés, y en mandarín crece aún más, pues en China habitan los ciudadanos más estresados del mundo, según las estadísticas. Pero de este agobio nadie se salva. En Colombia se calcula que una de cada cuatro personas sufre de estrés. Por eso, muchos señalan a este mal como la epidemia del siglo. Uno de ellos, el médico funcional Carlos Jaramillo, plantea en su nuevo libro, El milagro antiestrés, que este estado físico y mental es un problema similar al del calentamiento global. “Sabemos que es cierto, pero no le prestamos la atención debida. Y en este caso no tenemos a una Greta Thunberg que nos lo recuerde”, dice.
La llegada del nuevo coronavirus ha exacerbado el tema debido al encierro, la incertidumbre, la falta de empleo o el miedo a perderlo. Y el propio Jaramillo sabe lo que significa ignorar sus manifestaciones: hace cinco años estuvo a punto de morir por una meningitis, a la que, en un principio, los médicos no le encontraron explicación. Eso lo motivó a investigar las fallas de su cuerpo y descubrió que el estrés había debilitado su sistema inmunológico y por eso el virus pudo entrar.
Jaramillo explica que el estrés activa al sistema nervioso, y este, a su vez, influye sobre el sistema inmune. En pequeñas dosis es positivo, pero en exceso resulta mortal, pues va acumulándose durante la vida hasta que, en algún momento, estalla en forma de enfermedad.
A diario, millones de personas acuden a consultas médicas por migrañas, problemas en la tiroides, ataques de ansiedad, cáncer, entre otras enfermedades, sin tener en cuenta la variable que juega el estrés en su aparición. “Pero no hay un solo paciente, y yo he visto más de 7.000 en los últimos nueve años, al que el estrés no le afecte la salud. Sea como perpetrador, mediador o disparador”, dice a SEMANA. En ese sentido, plantea que muchos podrían ahorrarse dolores de cabeza si aprendieran a identificar las alertas del cuerpo y la mente frente a la sobrecarga del estrés, y aplicar algunos trucos para controlarlo. Según Jaramillo, no son necesarios fármacos ni tratamientos costosos, sino que basta con seguir una serie de hábitos que van desde meditación y ejercicio hasta buena alimentación. Estos son sus consejos: 1. Identificar la fuente del estrés El cuerpo siempre envía mensajes. “Son manifestaciones como no dormir, pérdida de interés por las cosas, dolores musculares, cansancio sin razón, despertar a la madrugada, entre otros”, explica. Pero no es suficiente sumar estas variables para el diagnóstico. Alguien puede tener solo un síntoma predominante, como despertarse a la madrugada, para que el caso ya sea grave. Por eso, “No hay que esperar a que aparezca el resto de problemas”, dice.
El primer paso es identificar la causa. ¿El trabajo? ¿Una relación tóxica? ¿Mala alimentación. El segundo, aceptar si está en la capacidad de hacer algo al respecto y actuar sobre eso. “¿La vacuna de la covid-19 está en mis manos? No. Entonces no me agobio por eso. Pero ¿puedo donar un mercado a alguien que lo necesite? Sí, entonces lo hago”, agrega. Para Jaramillo, la angustia, el miedo y la ansiedad surgen al tratar de controlar lo que no se puede. Por tanto, en esta época, cuando el estrés está a flor de piel, recomienda no dejarse sobrepasar por situaciones incontrolables. 2. Alimentarse bien El estrés es mental, y una mala dieta no le proporciona al cerebro la variedad de nutrientes que necesita para estar saludable. En consecuencia, comer mal puede potenciar sentimientos negativos. En estos tiempos difíciles, la comida con alto contenido calórico parece una gran aliada, pero está comprobado científicamente que los alimentos fritos o procesados contienen grasas trans que promueven la inflamación cerebral, una posible causa de depresión.
El primer libro de Carlos Jaramillo, ‘El milagro metabólico‘ fue un fenómeno editorial. Es el más vendido en Colombia. Foto: Juan Carlos Sierra/SEMANA. Jaramillo afirma que la dieta antiestrés implica seguir una alimentación rica en vegetales. “Deberían representar el 50 por ciento de sus platos, como mínimo”. En el menú también se encuentran las nueces, las semillas y los hongos, pero se deben evitar el maní y el azúcar. Para tomar, el agua, la bebida más saludable del mundo. Si le parece aburrido, puede mezclarla con limón o vinagre de manzana. 3. Buenos hábitos El cuerpo y la mente pueden agobiarse por otros factores, como la exposición a radiaciones, infecciones crónicas, o químicos de alimentos y productos de la piel. Según Jaramillo, es imposible que el cuerpo no se estrese cuando una persona es sedentaria, vive conectada al celular, fuma y trasnocha.
“El cuerpo entra en pelea con todo eso. No digo que haya que irse a vivir a una montaña, pero sí entender que todos los hábitos impactan”, afirma. Recomienda aprovechar al máximo la vitamina D del sol y abrir las cortinas en la mañana para que el cerebro note la llegada del día. También aconseja sacar el celular del cuarto por las noches. 4. Meditar Muchos lo consideran un hábito hippie, pero el experto asegura que potencia la memoria, la tolerancia ante el dolor y mejora el sueño. En cuanto al estrés, ayuda a calmar el flujo de pensamientos. Su propuesta es buscar un espacio cómodo en casa y observar por diez minutos lo que pasa en su interior. La clave, dice, está en la respiración. “Meditar es una de las mejores ‘drogas’ contra el estrés. Deberíamos practicarla todos”, concluye. 5. ¡Alto ahí! Hay desaciertos a la hora de tratar de lidiar con el estrés. El más común es acudir al café. Craso error, pues “podría desencadenar un ataque de pánico”, dice. También aconseja pensar dos veces antes de aceptar medicación. Salvo algunas excepciones, no son necesarios. En cambio, podría ser peor que la enfermedad.
Por último, sostiene que dar las gracias, vivir, disfrutar más el presente y controlar los malos pensamientos ayudan a mantener la mente sana. Todo esto lleva a Jaramillo a concluir que cada quien es la mejor píldora para administrar el estrés y disfrutar la vida con los desafíos que tiene. El kit salvavidas Antes de acudir a una píldora, habría que tachar de la lista estas ayudas. “Todas sumadas aportarán a la causa”, dice el experto.
- Plantas adaptógenas: son un grupo de vegetales milenarios que ayudan a que el organismo se adapte mejor a ciertos factores de estrés físico o emocional. Algunas de las más conocidas son la ashwagandha, la radiola o el reishi, pero deben recetarse con asesoría médica. - Magnesio: Jaramillo explica que este mineral tiene más de 400 funciones en el cuerpo. Ayuda a dormir, concentrarse, relaja los músculos, entre otros beneficios. Se encuentra en el agua y en los vegetales, pero también puede comprarlo en cápsulas. Para saber cómo y cuánto tomar, mejor consulte a un experto. - Terapia de flotación: si lo anterior no funciona, puede probar permanecer boca arriba en un tanque oscuro e insonorizado, lleno de agua de sulfato de magnesio. Esto le permite flotar sin esfuerzo. Según Jaramillo, “Más que una moda, es una experiencia relajante”. También suele usarse para la recuperación de los deportistas de alto rendimiento. - Ayuda tecnológica: por experiencia, recomienda el anillo Oura de la compañía Oura Health, que mide el sueño, las pulsaciones, entre otros datos clínicos. “No es nada invasivo” y ayuda a ser más consciente del estilo de vida. Pero puede ser cualquier otra ayuda. Invita a sus lectores a no “tragar entero” e indagar sobre todos los consejos de su libro.